Durante la marcha del #8M hubo miles de Reinotas en las calles de todo el país. Las imágenes de Hellen se hicieron virales porque corrió detrás del artefacto de gas que aventó la policía que resguardaba el Palacio Nacional y se los regresó. “¡Vamos, hermana!”, le gritaban decenas de jóvenes que permanecieron en la refriega en el Zócalo, luego de la marcha en la que miles de mujeres, a pesar de la pandemia, se manifestaron para exigir un alto al feminicido, a las desapariciones, al acoso y a cualquier forma de violencia de género.
El poderoso video de la Reinota se hizo viral en cuestión de horas. La osadía la convirtió en un símbolo de la fuerza de la lucha feminista, en un referente que las jóvenes necesitaban en momentos en los que proliferaron los consabidos ataques por “violentas”, “vándalas”, “terroristas” y demás, adjetivos que les confieren los gobiernos en turno, quienes además aseguraron que no habían usado gases contra ellas.
No menos Reinotas fueron quienes desde el 7 de marzo comenzaron a pintar el muro instalado para proteger el recinto del gobierno federal, con miles de nombres de mujeres asesinadas y desaparecidas. Fueron chicas muy jóvenes, de no más de 25 años en su mayoría, quienes se acercaron a las vallas a colocar ramos de flores violeta, cruces rosas, listones morados, veladoras, pancartas y consignas en el concreto. Una detenía la escalera mientras otra pintaba los nombres en lo más alto, luego otra prendía una vela y una más colocaba moños de colores. La escena retrata la decisión de una generación que no piensa quedarse callada ni inmóvil.
La creatividad de las mujeres no sólo estuvo en las marchas. Muchas otras realizaron diversas coreografías con la canción vivir sin miedo. En la Plaza Mayor de Torreón, Coahuila, danzaron 300 bailarinas y en Guadalajara también se apropiaron de lo que ya es el himno feminista.
La lucha de las mujeres no conoce de sexenios ni de partidos. El hartazgo contra el patriarcado toma mil formas en todo el mundo y México, que ocupa primeros lugares en feminicidio y ataques sexuales a menores, tiene un movimiento vigoroso con múltiples expresiones. Mal hacen en no escucharlo.