Durante mucho tiempo se pensó que la igualdad de género en la educación era sólo lograr que más mujeres ingresaran a las aulas –lo que ya está sucediendo–, pero esto no es lo único y todavía hay grandes brechas por cerrar, señaló Alethia Fernández de la Reguera, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En una mesa de diálogo, organizada por la Comisión de Igualdad y Equidad de Género de este instituto, expuso que en la universidad, que tiene 367 mil 244 estudiantes, más de la mitad son mujeres (51.5 por ciento), por lo que ahora el enfoque también debe estar en el tipo de carrera a la que ingresan y eliminar las desigualdades.
Señaló que “a pesar de que hemos logrado estos espacios, sigue habiendo mandatos de género, relaciones de poder, estereotipos sobre lo que es propiamente para las mujeres y lo que es para los varones”. Y agregó: “no hemos logrado que las aulas sean un espacio incluyente a pesar de que las mujeres estén teniendo una ma-yor participación”.
De igual manera, la también coordinadora del Laboratorio Nacional de Diversidades del IIJ indicó que el personal académico en la UNAM se acerca a la paridad, pues 44 por ciento, de los 41 mil 542, son mujeres. Pero si se observa con microscopio, se detecta que mientras más alto es el nivel que se alcanza, las brechas de género son más amplias.
Por otra parte, Natalia Lane, coordinadora del Centro de Apoyo a las Identidades Trans, lamentó el silencio que existe ante la violencia que sufren las mujeres transgénero trabajadoras sexuales.
Destacó que, de acuerdo con la Corte Interamericana de Derechos Humanos, “la expectativa de vida de las mujeres trans trabajadoras sexuales empobrecidas es de 35 años” y, según otros observatorios internacionales, dentro del universo de la comunidad de la diversidad sexual son a las que más asesinan en todo el mundo.
En un conversatorio organizado por el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, se pronunció por feminismos más incluyentes, ante las posturas que “niegan a las mujeres trans y tampoco reconocen los derechos y criminalizan a las trabajadoras sexuales”.