Hace 100 años nació Astor Piazzolla, quien traspasó los límites del tango y “nos dejó una obra eterna y universal”, como señaló la fundación que lleva su nombre y que conmemora el aniversario. Conciertos, programas de radio, anécdotas biográficas, análisis y muchos mensajes de admiradores conformaron una celebración internacional del centenario este 11 de marzo.
“Tengo una ilusión. Que mi música se escuche en 2020. Y en el año 3000 también”, así predijo el compositor argentino, con el eco resonando en el tiempo.
El asesino del tango, lo nombraron sus críticos cuando no entendían lo que hacía este músico que se formó en el ámbito académico y soñaba con ser compositor de música sinfónica. “Anticuados, aburridos”, respondió empecinado en la experimentación instrumental.
En Nueva York, siendo niño, conoció y fascinó a Carlos Gardel, el más grande intérprete de tangos. Lo acompañó en la filmación de la película El día que me quieras. Luego, ya de estudiante en París para seguir los rastros de las armonías del genio de Bach, Beethoven o Liszt, fue por consejo de la pianista y pedagoga Nadia Boulanger que decidió dedicarse a la música de sus ancestros, esas canciones que su padre oía todo el día, a quien dedicó Adiós Nonino, una de las más conocidas y con la que emprendió el camino a la fama.
Los dos encuentros, en Nueva York y París, cambiaron su quehacer. Las notas que surgieron entre las clases pobres junto al Río de la Plata, fruto de la inmigración, se mezclaron nuevamente con la experimentación del jazz y la música orquestal, el nuevo tango. Su visión de frescura contemporánea dio vida y permanencia. Incomprendido por algunas décadas, admirado hasta ahora. Las grandes orquestas adhieren sus obras en su repertorio.
En México, la estación radiofónica Opus 94 llamó animosa: “Hablemos de Astor Piazzolla”. Este 11 de marzo, fecha en la que hace un siglo se inició la leyenda en Mar del Plata, se dedicó una programación especial durante todo el día con cápsulas para conocer sobre su biografía, un concierto virtual encabezado por el acordeonista Antonio Barberena y una curaduría con melodías esenciales de Piazzolla que ocuparon el cuadrante del FM con 12 piezas.
“Me enamoró su manera de tocar y la nueva música que estaba oyendo”, se escuchó la voz de Piazzolla, desde la inmortalidad de los archivos para relatar su encuentro con Arturo Rubinstein, a quien sorpresivamente visitó en su apartamento en Argentina. Lo encontró con una servilleta llena de salsa, estaba comiendo espaguetis al mediodía. El joven de 18 años, emocionado, le da un concierto para piano que había escrito después de ver al pianista polaco en el teatro Colón. Con mirada fuerte, le respondió: “¿A usted le gusta la música? Entonces, ¿por qué no va a estudiar?”
Enseguida, Viva el tango, pieza interpretada por Piazzolla y su quinteto. De vuelta a la programación con algo del clavecín barroco, sonidos Vivaldi y luego Haydn. Así transcurrió el día desde la emisora del Instituto Mexicano de la Radio.
La Fundación Astor Piazzolla, con sede en Argentina, encabezó las celebraciones con una plataforma para conmemorar el centenario del “músico que revolucionó el tango” con listas de escucha en Spotify y mensajes en redes sociales. Los conciertos en el teatro Colón, el más reconocido en la patria del festejado, son la cumbre de las conmemoraciones. Se iniciaron desde el 5 de marzo y continuarán hasta finales de mes.
En las redes sociales, la imagen se multiplica en movimiento, los admiradores postean videos del músico, la orquesta o las guitarras eléctricas escoltan el canto triste que anhelan el pasado mientras miran el horizonte de la modernidad. “La música entra por el oído y va al corazón”.