Entre las filas de las mujeres de la Secretaría de Seguridad Ciudadana “sé que hay molestia, enojo e indignación”, porque “no se justifican, de ninguna manera, las agresiones que han sufrido, físicas y verbales”, durante las movilizaciones en las que son atacadas con bombas molotov, palos, martillos, tubos y estructuras metálicas, como el pasado lunes con motivo del Día Internacional de la Mujer, reconoció el jefe de la policía capitalina, Omar García Harfuch.
Sin embargo, señaló que las policías “demuestran con su ejemplo ser más guerreras que nadie”, por lo que, aseguró, “tenemos una sociedad que nos reconoce, que valora también el temple que ustedes han tenido, la mesura con la que se conducen todos los días”.
Acompañado de mandos policiacos, presidió una ceremonia en las instalaciones del Agrupamiento de la Policía Montada para reconocer a las uniformadas de la SSC que resguardaron y acompañaron la manifestación en la que hubo hombres infiltrados que las atacaron frente al Palacio Nacional.
“Cuando han querido humillarlas sé que causa indignación y un profundo dolor”, pero “sépanse admiradas y valoradas” no sólo en la SSC, sino por padres y madres de familia, además de personas que “viven al día en la Ciudad de México”, por su desempeño diario, expresó.
En el homenaje, en el que los policías realizaron una formación francesa, es decir, un pasillo por el que marcharon las mujeres mientras ellos resonaban los escudos contra el piso, García Harfuch indicó que “no nos importa la clase social a la que servimos; no nos importa más que servir a nuestro México”, por lo que, afirmó, “esta policía va a mejorar, es un compromiso de los mandos y mío”.
Por otra parte, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos capitalina, Nashieli Ramírez, condenó las agresiones a la mujer por el simple hecho de serlo y llamó a no normalizar las violencias.
Consideró que “estas maneras de estereotipar, de decirnos qué podemos hacer o qué no, o hasta dónde podemos llegar, son importantes generadoras de violencia”, por lo que debe romperse con las visiones de los que dicen qué son o qué no.
La violencia sicológica, como el menosprecio o comentarios que para muchos podrían ser naturales cuando en realidad no lo son, no se deben naturalizar, y es una obligación del Estado atender la violencia en contra de la mujer.