Las paredes de la casa de Andrés Roemer, en la colonia Roma, quedaron convertidas en un lienzo de reclamos, después de la jornada de protesta feminista realizada el Día Internacional de la Mujer.
El inmueble ubicado en una esquina, frente a la Plaza Río de Janeiro, acapara las miradas de quienes circulan por el lugar, debido a las pintas de múltiples colores con aerosol, tanto en las paredes de la casona como en las vallas de madera que se colocaron para proteger la propiedad del escritor, en contra de quien habría unas 61 denuncias por acoso, agresión y violencia sexual.
Una parte de las protecciones fueron arrancadas y al parecer quemadas. La lectura de lo que las feministas denuncian no la pueden evitar quienes pasan por el sitio, y las fotos captadas con los celulares tampoco.
Durante una visita al lugar, diversas jóvenes hacían un alto en su trayecto, comentaban lo que los trazos denuncian e incluso recogían algunas de las cartulinas tiradas en el suelo, entre trozos de madera quemados abandonados en la acera, para leerlas. Captaban imágenes con sus celulares y aunque criticaban la presunta responsabilidad del comunicador en los hechos denunciados, se fueron conformes, porque “las cosas están cambiando; si nos acosan, ya no nos callamos”.
No opinaban igual algunos hombres, sobre todo mayores, que se acercaron a tomar fotos y leer las pintas. Dos advirtieron el peligro de que cualquiera pueda ser señalado como abusador. “Todos corremos ese peligro, y aunque no sea, ya te fregaron”.
En las cartulinas de colores pegadas en el inmueble, que se ve solitario, se leen nombres de víctimas y frases como “El violador eres tú”; “Sororidad”; “Cada 2.3 minutos una niña o mujer es violada en México”; “Vivir con miedo” y “Te ofrezco chamba, bebé”, ello en relación con los señalamientos respecto de que el ex diplomático atraía al lugar a mujeres con la excusa de ofrecerles trabajo. Incluso en el arroyo vehicular se lee: “62 víctimas y las que faltan”.