Moscú. La crisis política en Armenia alcanzó ayer uno de sus momentos más delicados al producirse una nueva controversia entre el primer ministro, Nikol Pashinian, y el presidente, Armen Sarkisian, respecto del cese del general Onik Gasparian como jefe del Estado Mayor del ejército.
Para el primer ministro, el 10 de marzo vencía el plazo legal que tenía Sarkisian para firmar el decreto que destituye a Gasparian, presentado por segunda ocasión por Pashinian como parte de su enfrentamiento con la cúpula militar desde que, hace poco menos de dos semanas, 40 oficiales de alto rango exigieron públicamente su dimisión.
El presidente, en cambio, está convencido de que el 10 de marzo presentó en tiempo y forma a la Corte Constitucional la solicitud de resolver si procede el cese del jefe del Estado Mayor, y considera que ese dictamen “permitirá pronto tener certeza jurídica y contribuirá a solucionar la actual crisis”.
En lo que podría ser un error de interpretación de la ley por el primer ministro o una hábil maniobra del presidente para dejarlo en evidencia, Pashinian se precipitó al anunciar desde temprana hora que cesó a Gasparian porque el presidente, aunque declinó destituirlo, no recurrió a la Corte Constitucional, por lo cual le envió para su firma el nombramiento del general Artak Davtian.
Éste ya había sido jefe del Estado Mayor, pero el verano del año pasado Pashinian lo destituyó tras la indignación que provocó el escándalo en la prensa armenia por la fiesta con motivo de la boda de su hijo en tiempos de restricciones por coronavirus.
“Consecuencias políticas”
El martes por la noche el presidente Sarkisian endosó al primer ministro Pashinian la responsabilidad por las “consecuencias políticas” de la remoción de Gasparian, quien aceptó dejar el cargo hasta que una corte dirima sus argumentos legales para ser restablecido.
Gasparian recibió el apoyo de un influyente colega suyo, el general Grigori Jachaturov, comandante del Tercer Cuerpo del ejército, al reiterar ayer que “cada día, cada hora que Pashinian sigue siendo primer ministro destruye la seguridad de Armenia y pone en entredicho el futuro de nuestra patria”.
Los militares, descontentos con lo que califican de intento de convertirlos en chivo expiatorio de Pa-shinian por la derrota en la reciente guerra con Azerbaiyán por el disputado territorio de Nagorno-Karabaj, hasta ahora no van más allá de lanzar fuertes críticas al primer ministro, confiados en que éste tendrá que renunciar si la Corte Constitucional no le da la razón en su controversia con el presidente.
Mientras tanto, Pashinian moviliza a sus seguidores ante las manifestaciones de protesta de la oposición, que hizo suya la demanda de los militares de que dimita el primer ministro y mantienen rodeada la sede del Parlamento para impedir que los legisladores entren en el edificio.