La flautista Alethia Lozano expresó: “a mí el feminismo me cayó encima. Yo nunca busqué ser activista, sino que llegó un momento en que no había otro camino”. Su testimonio se unió al de otras tres mujeres dedicadas a la música y su experiencia como profesionistas en una disciplina que durante siglos ha sido dominada y planificada por hombres. Asumieron que como artistas tienen el compromiso de reflejar el momento actual, alzar la voz y visibilizar el trabajo de género.
Entre las butacas de la Sala Nezahualcóyotl, cuando era niña, Alethia Lozano comenzó a soñar con dedicarse a la música, así que estar interpretando al lado de la Orquesta Filarmónica universitaria y en la de Minería ha sido un sueño cumplido. Sin embargo, como cualquier intérprete, fue necesaria mucha preparación para lograr excelencia técnica y obtener un lugar en un ambiente de mucha competencia, al que se aúnan los obstáculos que implica ser mujer en la mayoría de los ámbitos laborales.
Al acoso, ser juzgadas por el cuerpo y no por las habilidades, tener que llevar la mayor carga en el cuidado de los hijos y el hogar, las profesionales de la música agregan largas horas de trabajo, menor acceso a los puestos bien remunerados, la violencia normalizada o el miedo de regresar casa por la noche después de un concierto.
La chelista Iracema Andrade, la compositora Angélica Castelló, la violinista Dirén Checa y la flautista Alethia Lozano relataron sus experiencias personales durante la mesa redonda Problemáticas de género en la práctica musical, que mantuvieron con Sandra Lorenzano, directora de cultura y comunicación en la Coordinación de Igualdad de Género de la UNAM. La charla se transmitió en vivo por la cuenta de Facebook de Música UNAM, donde quedó la grabación.
Dirén Checa comentó sobre su participación en el video Calladita, en el cual interpreta el violín mientras se intercalan denuncias: “Ser mujer es difícil, cansado, es doloroso”.
Esta colaboración para visibilizar la situación de las mujeres en México en diciembre pasado fue finalista en el concurso Goodmesh Arts Unite que se realiza en Holanda. La integrante de la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata (OJUEM) comparte espacio sonoro con las voces femeninas: “El tamaño de nuestra falda es equivalente al nivel de violencia que pueden ejercer”, entre otras frases que relatan el sentir del género.
La Dirección de Música de la UNAM organizó una serie de actividades con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se transmite desde el 9 y hasta el 13 de marzo en redes sociales. Por ejemplo, es posible el acercamiento a compositoras mexicanas o saber más sobre el universo femenino del Barroco, escuchar la delicada música de Debussy con jóvenes cuerdistas o ponerse los audífonos para disfrutar de una lista de canciones que ha seleccionado la compositora Gabriela Ortiz.
Angélica Castelló, también flautista, reside en Austria desde hace varios años. Relató que uno podría creer que la situación es más fácil que en Latinoamérica, pero es necesario seguir luchando. Muchas de las problemáticas coinciden. Señaló que el papel de una mujer en la música implica el extra de buscar la visibilidad. “Absurdamente lo tenemos que cargar nosotras, debería también ser una labor de los hombres”, criticó.
“Ser una mujer hoy en la música, en el arte en general, es tan demandante como lo es para un hombre”, afirmó la chelista Iracema Andrade. “Vivimos una etapa de cambios importantes, es un momento de inflexión en el quehacer artístico”. Aunque hay una transformación en las formas de hacer la música, “el momento histórico llama a que tengamos un compromiso ideológico y político con el cambio social para impulsar una cultura de equidad de género que garantice espacios, la visibilidad de las creaciones de mujeres en la música, así como espacios seguros y libres de violencia”.