Sin filas, espera menor a una hora bajo lonas habilitadas como techos y atención a personas con apellidos que no eran las letras A y B fue como transcurrió el primer día de la tercera etapa del Programa Nacional de Vacunación en las sedes de la Arena Ciudad de México y la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, acondicionados como centros para aplicarse el biológico Pfizer-BioNtech; sin embargo, se presentaron personas provenientes del estado de México y menores de 60 años que solicitaban la inmunización, pero fueron rechazados.
Desde la colonia Santa María Maninalco llegó Miguel Ángel, quien con credencial de elector en mano preguntó si tenía acceso “a la gran vacuna”, pero le explicaron que sólo las personas de 60 años y más.
A las nueve de la mañana observó que ya no había fila en la acera de la avenida Granjas México, pues las 200 personas que estaban formadas ingresaron antes de las ocho de la mañana, por lo que se animó a preguntar “por si las dudas, pues tengo 54 años”.
Otro caso fue el de Javier, quien consultó en la UAM si su padre Aurelio, de 65 años, podía ser vacunado a pesar de vivir en la colonia San Mateo Solidaridad, en Tultitlán, en la entidad mexiquense.
En visita de supervisión a la Arena Ciudad de México, la secretaria de Salud, Oliva López, comentó que en el caso de la sede Campo Marte, en Miguel Hidalgo, “tenemos el fenómeno de que muchas personas de Huixquilucan y Naucalpan con hijos que viven en esa alcaldía tratan de vacunarse, la idea es que se respete el lugar de residencia”.
Cristina Cruz, delegada estatal del programa para el desarrollo del gobierno federal, recordó casos como el de una joven de 35 años, quien acudió al Campo Marte y pidió la vacuna; en su intento de convencer al personal de ingreso, dijo estar deprimida, a pesar de que se le veía de muy buen ánimo.
Otra anécdota que mencionó es cómo algunos habitantes de Miguel Hidalgo argumentaron que saldrían de viaje para anticipar su vacunación; sin embargo, se congratuló por el orden y la disminución en el tiempo de espera en las sedes en las que se instalaron 53 células de aplicación, cada una atendía a cinco personas, lo que agilizó el procedimiento, además de que se auxiliaron de sillas de ruedas para apoyar a los adultos.
Cira Ibarra y su esposo Eulogio Gabino llegaron a las 12:15 y salieron a las 13:04 “contentos porque estamos mejor armados” contra el Covid-19, al igual que Mario Alberto Arredondo, de la colonia Nueva Santa María, quien apenas dejó el inmueble ya platicaba con sus amigos sobre su experiencia.
Ayer visitaron la sede de la Arena Ciudad de México tres verificadores del Instituto Electoral local, quienes supervisaron que no hubiera promoción de aspirantes a cargos de elección popular.