El lugar en que vivió la pintora mexicana más reconocida en el mundo dejó de estar deshabitado y en silencio. El sábado pasado, la Casa Azul volvió a recibir visitantes después de cerrar para prevenir contagios de Covid-19.
El encuentro con Frida Kahlo, sus obras, las habitaciones y los jardines que recorrió se inició a las 10 de la mañana. A diario podrá recibir aproximadamente 400 visitantes, sólo 20 por ciento del aforo regular. Además, se implementó la venta anticipada de boletos por Internet, donde se selecciona el día y la hora de visita al barrio de Coyoacán. Antes de traspasar el portón de madera, se deben seguir las medidas normalizadas: uso del cubrebocas, medición de temperatura, uso de gel antibacterial y tapetes desinfectantes.
La espera no fue fácil. No solamente los interesados en el arte se vieron impedidos de visitar el espacio. Fue una situación difícil para el recinto. Perla Labarthe, coordinadora del Museo Frida Kahlo Casa Azul, señala en entrevista que fue difícil no tener visitantes y la parte económica se complicó, “ya que dependemos de la afluencia porque no tenemos apoyos gubernamentales constantes. Por eso es importante reabrir, tenemos que resolver la situación poco a poco”.
Hasta las 11 de la mañana se habían adquirido 75 por ciento de los boletos del día. “Vamos a tomar todas las medidas para que sea un lugar seguro”, afirmó mientras supervisaba el ingreso controlado del público, máximo dos personas a la vez. Algunas, a la espera entre los muros azules y la leyenda “Frida y Diego vivieron en esta casa”, hasta ingresar a la antigua edificación.
La investigadora tomó la dirección del recinto en octubre pasado, en sustitución de Hilda Trujillo. Al respecto, consideró un privilegio estar en la Casa Azul y asumir la responsabilidad de conservar esta riqueza de México y el mundo, y contenta con el equipo de trabajo. Avizoró nuevos retos, “no solamente al frente del museo, sino con la situación global que viven los museos y seguir extendiendo el público de manera virtual”.
La cama en la que padeció prolongados dolores y sobrevivió acompañada de sus pinceles es una de las piezas que el público puede conocer, junto con la frase “Viva la vida” en uno de los varios lienzos que se exponen en la colección permanente. “La razón de ser de nuestros espacios es tener público, difundir el legado de Frida y Diego, tanto a visitantes nacionales como a extranjeros”, señala Labarthe.
El museo no estuvo cerrado por completo. Durante estos meses, “ampliamos nuestra comunidad virtual” en redes sociales, donde se ofrecen de manera constante cursos, talleres, conferencias, además de que se publican fotografías y datos sobre la pintora y su trabajo.