Falleció Enrique Fuentes Castilla, dueño de la emblemática Librería Antigua Madero, informó el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal).
Mediante su cuenta de Twitter, la dependencia destacó la labor de librero que desarrolló Fuentes Castillo, quien convirtió al espacio que dirigía en un sitio “de intercambio de conocimiento y amor por los libros antiguos”.
Fuentes Castilla adquirió la Librería Antigua Madero en 1989 y decidió “sentar una línea de libros sobre México basados en temas muy primarios, que son la arqueología, la antropología, la historia, la cocina, etcétera”, señaló en una entrevista difundida por la Secretaría de Cultura (SC) federal.
Con esta dirección, buscaba “una cosa que me diferenciara de los compañeros que hacen estas tareas de buscar libros: satisfacer la necesidad de gente inquieta por textos que no se encuentran fácilmente en otras librerías”.
Fuentes Castilla (Saltillo, 1939) logró que en su recinto de libro antiguo se profesara “amor a la palabra y al objeto, se haga honor al conocimiento”, según semblanza divulgada por La Caja de Cerillos Ediciones, fundada por su hija, Andrea Fuentes Silva.
Educado como sociólogo, fue marinero, comerciante de arte y director en varias empresas antes de concentrarse en el oficio librero, el cual realizó por más de 30 años; asimismo, escribió artículos sobre las redes ocultas del libro y participó en numerosos encuentros.
Sensibilidad y talento
La cronista Ángeles González Gamio informó que la librería Madero, fundada por Tomás Espresate en 1939, fue adquirida en 1989 por el “entusiasta joven norteño Enrique Fuentes Castilla, cuya única relación con los libros era el amor a la lectura desde la infancia” (La Jornada, 11/11/12).
Destacó que “su sensibilidad y talento lo llevaron a fincar relaciones con gente del medio de los libros hasta tener en familia, escritora, editora e investigadora. Ha logrado en este cuarto de siglo traer a la vida una reminiscencia de las tertulias que solía haber en las viejas librerías, en las que por las tardes acudían bibliófilos, escritores, poetas, historiadores y amantes de la letra escrita, simplemente para platicar de libros”.
Cuando la librería cambió su sede a la esquina de Isabel La Católica y San Jerónimo, enfrente de la plaza de Regina, el sello La Caja de Cerillos publicó Antigua Madero Librería: el arte de un oficio, con la participación de Hugh Thomas, Vicente Leñero, Myriam Moscona, Vicente Quirarte y Vicente Rojo, entre otros.
El volumen “es la biografía del espacio de conocimiento, belleza y sabiduría que constituye la Antigua Madero Librería, auténtico oasis capitalino”, describió González Gamio.
El Colegio de Cronistas de la Ciudad de México, en su cuenta de Facebook, consignó que Fuentes Castilla fue un “importante facilitador de libros, gran conversador, discreto conocedor del Centro y del quién es quién de la cultura capitalina. Amigo de muchos, librero de más. Lo recordamos con cariño y respeto”.
La SC lamentó en su cuenta de Twitter el fallecimiento, de quien calificó de referente en el ramo, ya que su establecimiento fue “reconocido por su amplia tradición y por ofrecer libros antiguos, principalmente de autores y temas mexicanos”.