Ante la lacerante realidad mexicana, la aportación del género negro o “literatura criminal” es mostrar que “lo importante son los personajes que pueblan esas historias, que tienen rostro, nombre y experiencias singulares, y quienes, gracias al lenguaje literario, sobresalen de la terrible masa numérica que nos asfixia y nos insensibiliza”, apunta Imanol Caneyada, autor de la novela Fantasmas del Oriente (que presentará el 13 de marzo) y organizador de las séptimas Jornadas de Novela Negra.
El encuentro virtual, que se inició el pasado viernes y concluirá el 14 de marzo, se transmite en las páginas de Facebook de Fábrica de Historias y Neotraba, así como en el canal de YouTube de esta última.
Ahí, en la jornada de cierre, el Fondo de Cultura Económica anunciará, en voz de su titular, Paco Ignacio Taibo II, las novedades se publicarán a lo largo del año en ese sello.
Las jornadas reúnen “muy buenas propuestas con una diversidad de géneros, escritos la mayoría desde el punto de vista de la víctima”, con investigaciones académicas y crónicas, además de la ficción, explica en entrevista el escritor.
La relevancia de esta literatura es “dar rostro, singularizar y convertir una experiencia que puede ser ajena a nosotros por la lejanía y la forma en que es tratada, en algo mucho más cercano e íntimo. En esa intimidad podemos, en cuanto lectores, hacernos preguntas y asumir posturas frente a esta realidad”.
El autor de origen vasco y naturalizado mexicano destaca que en la actualidad “hablar de una geografía específica que arrope el género ya no funciona. Tal vez porque el fenómeno de la violencia y sus múltiples aristas se ha multiplicado por todo el país y ya no es exclusivo de ciertas regiones de México”.
Agrega: “Desde el ensayo, la ficción y la crónica periodística, tiene que ver con uno de los rostros más terribles de la violencia en México: los feminicidios, que principalmente está siendo escrita por mujeres como parte de la literatura criminal, o ‘necronarrativas’, como la llama Magali Velasco, quien también va a presentar su libro.
“Este término abarca todo esto que tratamos de llevar a las jornadas de novela negra; es decir, las narrativas que de una forma u otra abordan el fenómeno de la violencia, el dolor, la pérdida, la muerte y la desaparición, sobre todo desde la perspectiva de las víctimas”, menciona Caneyada.
El narrador y crítico de cine Iván Farías, otro de los organizadores, sostiene que en la actualidad el narco está presente en la novela de lo criminal porque muchas cosas giran a su alrededor. “La literatura policiaca mexicana tiene un deseo de retratar la violencia, por una parte producida por el narco, y ponerle caras y nombres a los muertos, que no sean sólo números.
“Por otro lado, están los autores que se quieren alejar de la denuncia, que tratan de jugar más con el género, que lo entremezclan con otras cosas, por ejemplo, el terror, el misterio, incluso los extraterrestres.”
Farías destaca que Imanol Caneyada “se ha separado un poco más de la crudeza, porque él fue periodista mucho tiempo. Su libro más reciente es histórico, policiaco, con un toque de western: Fantasmas del Oriente, que habla de las purgas y los asesinatos de chinos en el norte de México, cosas que todo el mundo sabe, pero hacemos como que no pasaron y decimos que no somos racistas”.
Para las actividades, agrega el escritor, “se busca que los libros tengan calidad, sean recientes y estén relacionados con el crimen y lo policiaco. Espero que para el próximo año no solamente sea literatura y ensayos”.
Las investigaciones incluidas en las jornadas son Aquí es frontera de lobos, de Ricardo Vigueras, sobre Ciudad Juárez y cómo ha sido representada en la literatura; Los procesos de la noche, reportaje de Diana del Ángel sobre el normalista de Ayotzinapa torturado, y Necronarrativas en México, de Magali Velasco.
Farías agrega que también incluye de Gabriela Pulido Llano Hampones, pelados y pecatrices, compilación de ensayos sobre cómo se veía a determinados personajes de la sociedad y se criminalizaba a pobres, homosexuales y trabajadores sexuales; A la orilla de la carretera, crónicas sobre Guerrero de Vicente Alfonso, y Hércules en el desierto, textos de cuando Carlos René Padilla era reportero.
En el ámbito de la ficción, están la novela Banana Street, de Macaria España, una venganza protagonizada por una mujer; Acéldama, de Adán Medellín; Laberinto, de Eduardo Antonio Parra; el cuentario Perras de reserva, de Dahlia de la Cerda, y Sangre helada, de FG Haghenbeck, sobre el campo de concentración de Perote, donde se confinó a japoneses y alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Además, la independiente Ediciones Periféricas presentará parte de su colección RedRum de género policiaco.