En Palenque, Chiapas, donde las ceibas y sus raíces han convivido por años en los entierros de donde provienen los más extraordinarios descubrimientos, abrimos de nuevo la casa de la Reina Roja, Ixik Tz’aka’ab Ajaw, la reina que será símbolo ancestral de la mujer contemporánea, como fue en su momento de la cultura maya. Como Pellicer decía: “La civilización maya alcanzó su mayor refinamiento gracias a que fue posible el perfecto equilibrio entre el hombre y su obra, y al respeto que tuvo éste para el escenario magnífico en el cual la desarrolló. Por eso, nada es tan bello, nada hay tan poético en el mundo maya como Palenque”.
Palenque no es el único lugar en nuestro país donde se encuentran vestigios prehispánicos dedicados a la mujer; hay otros, como Xochitécatl, en Tlaxcala, frente a Cacaxtla, un sitio que está alineado, precisamente, con los volcanes Malinche e Iztaccíhuatl, identificados con figuras femeninas; todas las figurillas que se han encontrado y las representaciones en este espacio están dedicadas a las mujeres, son las protectoras de la vida, la fuente de la fertilidad.
Está también el monolito recién descubierto que representa a una joven gobernante en la Huasteca Veracruzana, llena de fuerza y misterio, como la misma Coatlicue.
La Reina Roja será inspiración y símbolo para las niñas, jóvenes y mujeres mayas de hoy, pero también para las ayuuk, las nahuas, las chichimecas, las hñahñus, las zapotecas, las yaquis y paipay, las totonacas, amuzgas y afromexicanas; para las poetas, las artesanas, las pintoras, las maestras y las campesinas. Para las mujeres de México: soberanas protectoras y transmisoras de su cultura, soberanas generadoras de unión y construcción, soberanas de su pensamiento, soberanas de su palabra, soberanas de su comunidad, soberanas de su familia, soberanas de su cuerpo.
A partir de ahora la Reina Roja forma parte del patrimonio museográfico del Museo de Sitio Alberto Ruz L’huillier, en Palenque. Los palencanos están muy contentos de que la Reina Roja esté en su casa y que todo el mundo la conozca, de que la cultura maya se difunda a través de ella.
Este Pabellón de la Reina Roja no hubiera sido posible sin todas las personas involucradas en la investigación, en las excavaciones, en la antropología, en la arqueología, en la antropología física, en la restauración y custodia que dieron lugar a este extraordinario descubrimiento. Gracias a todo el personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia. A los medios de comunicación, como La Jornada, o periodistas como Epigmenio Ibarra, que han difundido esta extraordinaria historia desde su comienzo.
Un 8 de marzo de hace 50 años otra gran mujer, la chiapaneca Rosario Castellanos, decía que libramos “una batalla que, al ganarse, está gestando seres humanos más completos, uniones más felices, familias más armoniosas, una patria integrada por ciudadanos conscientes para quienes la libertad es la única atmósfera respirable; y el amor, el único vínculo indestructible que los une”.
Hoy podemos ejercer la libertad y no sólo anhelarla.