Ciudad de México. La vacunación contra el Covid-19 en Miguel Hidalgo desafió las clases sociales, pues personas de bajos y altos ingresos se volcaron al Campo Marte para recibir el biológico desde muy temprano.
Bolsas de marcas como Louis Vuitton y Michael Kors, accesorios de oro y hasta sillas de ruedas eléctricas marca Ferrari contrastaron con aquellas personas que portaban ropa y artículos de bajo costo. Las apariencias no importaron, todos tuvieron que hacer fila y a todos se les atendió por igual.
El único trato preferencial –al igual que en la sede de la Escuela Nacional de Maestros– fue para las personas que portaban bastón o que no podían caminar por sí solas. Para ellos había una fila especial para reducir su estancia. En total se aplicaron 9 mil 415 vacunas, de las cuales 5 mil 193 fueron en el Campo Marte y el resto en la otra sede.
Desde las 8 de la mañana, miles de personas llegaron al Campo Marte, donde servidores públicos de los tres niveles de gobierno estuvieron presentes para organizar a la multitud. La fila que bordeaba el Auditorio Nacional se hizo más pequeña conforme pasaron las primeras horas.
Adentro se agilizaron los trámites, una vez que se registraron, las personas pasaron a la zona de aplicación. Una tras otra fueron inyectadas y luego pasaron al área de observación; algunas hicieron ejercicio con los promotores del programa Ponte Pila.
Con aretes de oro y bolsa de marca, Shula Mayerson dijo congratularse con la decisión de que las personas de la tercera edad fueran las primeras en recibir la vacuna contra el coronavirus.
“Hemos pasado un año muy difícil y la ciudadanía quiere tener la esperanza de ver las cosas diferentes; esto es la primera etapa, se han esperado muchos meses para recibir esta vacuna y me da mucho gusto que ella la pueda recibir”, indicó la mujer que llevaba del brazo a su mamá de 88 años.
Si bien pensó que habría más organización, también reconoció que se trató del primer día de vacunación en esa alcaldía y que toda la gente se acercó para recibir el biológico y protegerse.
Al mismo tiempo, pero en la Escuela Nacional de Maestros, también se registró una larga fila de personas desde muy temprano; sin embargo, conforme pasaron las horas se fue haciendo más corta y la atención más ágil.
En ambas sedes el tiempo promedio de aplicación fue de una hora; pasado el mediodía se redujo hasta 50 minutos, de acuerdo con testimonios, quienes destacaron la organización del personal.