El reprobable uso político de la causa feminista no debería distraernos de la necesaria lucha por desterrar el machismo de todos los rincones de México. La enorme hipocresía de Felipe Calderón, al intentar responsabilizar a Andrés Manuel López Obrador por la ola de feminicidios que el mismo ex presidente desató con sus erradas e irresponsables políticas, no modifica un ápice la gravedad de la situación actual de violencia de género.
La utilización de la bandera feminista por el gobierno estadunidense y fundaciones internacionales para desestabilizar a países no reduce un centímetro la importancia de la lucha soberana por lograr una auténtica igualdad de género en nuestra nación. Y las injustificadas agresiones de feministas de élite hacia mujeres policías no deben hacer menguar nuestro firme compromiso con poner un fin definitivo al sistema patriarcal.
La mejor forma de atajar el abuso político de la causa feminista es con la implementación de políticas públicas feministas. La manera más eficaz de evitar que las fuerzas oscuras del viejo régimen y el poder geopolítico internacional se monten en la ola feminista internacional con el fin de debilitar a la Cuarta Transformación, es por medio de un firme compromiso del nuevo gobierno y su partido Morena con las mujeres.
Los avances se encuentran a los ojos de todos. Las históricas reformas constitucionales de 2019, que establecen el principio de paridad de género en todos los órganos del Estado mexicano, colocaron a México a la vanguardia internacional. Y las recientes reformas a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, tanto para poner un alto al acoso de género en la esfera digital (la ley Olimpia) como para frenar la violencia política de género, también implican avances formidables.
Estas reformas dan continuidad y consolidan la larga tradición de constitucionalismo social que ha caracterizado nuestro sistema jurídico desde la Revolución. Así como Emiliano Zapata y Pancho Villa lucharon por el derecho a la tierra y la educación, y Lázaro Cárdenas defendió el derecho al trabajo y la propiedad de la nación sobre los recursos naturales, hoy se consolida el derecho de las mujeres a una vida digna y con igualdad de oportunidades.
Las reformas recientes en pro de los derechos de las mujeres también se articulan con la ola de modificaciones constitucionales modernas en favor de los derechos humanos, el acceso a la justicia, la transparencia, la democracia electoral y la rendición de cuentas que ha tenido lugar durante las últimas décadas en México. El país ahora es una de las naciones líderes en el ámbito normativo en todas estas materias a escala internacional.
La llegada de la Cuarta Transformación es lo que hizo posible el rompimiento del techo de cristal legislativo vigente durante el viejo régimen del PRIANRD. El gabinete paritario de López Obrador también demuestra su compromiso irrestricto en la materia. Mienten quienes afirman que el nuevo gobierno milita en contra de los derechos de las mujeres.
Sin embargo, tal como ocurre en muchos otros ámbitos del derecho social en México, falta materializar con mayor contundencia el compromiso del nuevo régimen con la igualdad de género a partir del desarrollo de políticas públicas más robustas en la materia. También sería recomendable garantizar un comportamiento ético ejemplar entre todos y todas quienes representan a la Cuarta Transformación en altas responsabilidades gubernamentales y en cargos de elección popular.
Ahora bien, es indudable que la valiosa lucha feminista muchas veces se inmiscuye con otras causas e intereses. Por ejemplo, María del Carmen Alanís, ex magistrada presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, hoy funge simultáneamente como presidenta de 12624 Consultoras, organización que promueve la “instauración de la democracia paritaria”, y como directora de asuntos gubernamentales de Coca-Cola Femsa en México. Es decir, quien recibió el premio Mujer del Año de las manos de Enrique Peña Nieto en 2012 hoy cabildea simultáneamente en favor de Coca-Cola y en contra del patriarcado.
La teórica feminista argentina Rita Segato ha sido muy clara respecto de la necesidad de siempre articular la lucha feminista con el combate al racismo, el neocolonialismo y el capitalismo. El patriarcado no existe en un vacío, sino que su fuerza dominadora siempre se articula con estos otros complejos sistemas de exclusión y explotación. Así que tanto el “separatismo”, que postula que la lucha por la igualdad de género compete exclusivamente a las mujeres, como el feminismo burgués o de élite estarían predestinados al fracaso.
Pero escuchemos a las mujeres. El nuevo periódico estudiantil de la UNAM ¡Goooya! ha reunido un conjunto de fascinantes y polémicos textos escritos por brillantes jóvenes universitarias que se puede consultar aquí: https://puedjs.unam.mx/goooya/.