Uruapan, Mich. Los artesanos mexicanos viven la peor crisis de su historia, lo que agudiza el abandono en que han estado desde hace décadas, aseguró el presidente de la Federación Mexicana de Artesanos AC (Femartac), Moisés Felipe Alejandre. “Hace casi un año, luego de que se inició la pandemia, los espacios de comercialización fueron cerrados sin dejar una salida”, indicó en entrevista.
La Femartac se conformó hace 20 años para exigir que se incluyera a los artesanos en programas sociales, de educación, salud, vivienda y apoyos familiares. Los avances fueron lentos y escasos. “A la fecha, la mayoría de estos artistas populares y sus familiares viven entre los cerros o en las inmediaciones de las comunidades, y no son tomados en cuenta”, apuntó Felipe Alejandre.
Moisés Felipe, oriundo de Paracho, Michoacán, afirmó que aproximadamente ocho millones de artesanos de México elaboran artículos de barro, cerámica, piel, madera, tejidos y cobre, entre otros.
El dirigente de la Femartac recordó que desde hace dos décadas organiza en varias ciudades el Encuentro Nacional de Artesanos, que incluye exposición y venta de productos procedentes de todo el país. “Participan unos 200 artistas populares de las principales etnias, pero lo más importante es que se promueven no sólo las artesanías sino también sus lugares de origen, que son cada vez más atractivos para el turismo”, dijo.
Oficios en extinción
Acotó que recientemente envió una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador, en la cual le expuso que es tiempo de que los artesanos tengan espacios en el Poder Legislativo “para que haya una voz que luche, proponga, dignifique y les dé el lugar que merecen en la sociedad, porque no es justo que los puntos para comercializar sus productos estén siempre cerrados y limitados, independientemente de la pandemia”.
Subrayó que las nuevas generaciones han abandonado poco a poco el oficio de artesano porque no le ven futuro, requieren créditos y apoyos especiales, pero sobre todo mercados. “Muchos grandes maestros han fallecido, al igual que la escuela de la que formaron parte”, comentó.
Durante la Colonia surgieron especialidades artesanales en cada una de las comunidades de Michoacán, por ejemplo, la forja de cobre en Santa Clara; la alfarería en Santa Fe de la Laguna; muebles y madera en al menos 20 comunidades de la Meseta Purépecha; laudería en Paracho, rebozos y otros textiles de Charapan.
El presidente de la Femartac mencionó que durante décadas las autoridades de México han permitido la competencia desleal de artesanías hechas en China y el plagio de modistas y diseñadores extranjeros que se apropian de creaciones indígenas. Esto generó protestas, pero “a lo más que llegó el reclamo fue a un exhorto en la Cámara de Diputados”.
Cocuchas en bodega
Olivia Reyes, oriunda de la comunidad de Cocucho, municipio de Charapan, manifestó que en 10 meses no ha encontrado compradores para sus bordados porque cerraron los principales escaparates para las artesanías, como el Tianguis Artesanal de Semana Santa en Uruapan, la exposición y venta en la plaza Vasco de Quiroga, en Pátzcuaro, durante las festividades del Día de Muertos; al igual que los mercados permanentes de Morelia y Paracho.
Raúl Martínez Elías, ex jefe de tenencia de Cocucho, explicó que su poblado purépecha históricamente ha vivido de crear cocuchas, ollas de barro con acabado vidriado que semejan cáscaras de piña, así como huanengos, blusas con bordados de punto de cruz, y hoy sus habitantes padecen dificultades porque desde hace meses buena parte de la comunidad almacena sus productos por el alejamiento de sus principales clientes mayoristas de Uruapan, Pátzcuaro, Morelia y Paracho.
“No hemos tenido apoyo ni del gobierno federal ni del estatal; por eso nuestra gente sale a los campos de Los Reyes, Zamora y Tangancícuaro a la cosecha de fresas, arándanos, frambuesas y zarzamoras”, explicó.
Alejandro Méndez, dirigente de alfareros de Santa Fe de la Laguna, municipio de Quiroga, refirió que junto con otra organización aglutina a 146 familias de artesanos, y la única ayuda que han recibido del Instituto del Artesano Michoacano (antes Casa de las Artesanías de Morelia) fue que les comprara en abril pasado 400 mil pesos en mercancías, que la tienda gubernamental vende a doble del precio original. De ese monto cada familia recibió apenas 2 mil 800 pesos para sobrevivir desde entonces.
“No obtuvimos más respaldo y este pueblo sólo vive de sus artesanías. Pedimos que se nos ampare, porque el principal tianguis artesanal de América Latina es el del Domingo de Ramos (en Uruapan), Hace un año se canceló y todo parece indicar que este año ocurrirá lo mismo”, lamentó.
El artesano David Ramírez expresó que 2 mil 200 de sus colegas en Cuanajo, municipio de Pátzcuaro, se dedican principalmente a fabricar muebles, pero sus ventas disminuyeron por la crisis sanitaria. “Solo hemos recibido de apoyo una camioneta llena de despensas, y condicionada por el alcalde de Morena, Víctor Báez, quien se las entregó a simpatizantes de su partido”.
“A veces no sale ni para frijoles”
En los mercados y tianguis de Tzintzuntzan y Quiroga los artesanos se quejan de que sus ventas se redujeron 60 por ciento. “A veces no vendemos ni 100 pesos y ya se nos acabó el colchoncito; por eso tenemos que salir a buscar donde sea para los frijoles, porque durante cuatro meses no se nos permitió abrir el puesto”, dijo María de la Luz Chávez, quien tiene un negocio de productos de barro y loza vidriada desde hace 25 años, en la pequeña plaza ubicada frente al templo de San Francisco y la capilla del Señor del Rescate.
En el mercado artesanal de Quiroga, Ema Gómez destacó que esa plaza es una de las más populares de Michoacán, porque ahí se ofrecen piezas artesanales de toda la región de la ribera del lago de Pátzcuaro, pero las medidas sanitarias para evitar la propagación del coronavirus provocaron que la economía cayera, “y todos salimos afectados porque los fabricantes de artesanías que nos abastecen vienen de pueblitos y ranchos. Les dejamos de comprar porque no hay venta”.
El coordinador del Consejo Supremo Indígena de Michoacán, Pável Guzmán, apuntó que artesanos indígenas entregaron en 2020 mil expedientes de proyectos y solicitudes de apoyo directo a la Secretaría de Cultura federal, pero la dependencia ni siquiera ha respondido, aunque les pidió credenciales de elector y otros documentos.
El Instituto del Artesano Michoacano tiene un presupuesto de 44 millones de pesos para 2021, que básicamente servirán para pagar altos salarios a sus empleados, renta de inmuebles y compra de insumos, y muy poco para ayudar directamente a los artesanos.
“Ni siquiera han podido otorgar credenciales a los todos artesanos, como prometieron, debido a todas las reglas burocráticas para tener acceso a los programas gubernamentales”, lamentó Guzmán.