Las presiones financieras para atender la pandemia y un periodo récord de recortes de calificaciones crediticias de soberanos en la primera mitad del año pasado fueron factores que convivieron en 2020, cuando la deuda gubernamental mundial creció 14.1 puntos porcentuales, según lo estimado por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La crisis llevó a que el año pasado se registrara un número récord de incumplimientos de bonos soberanos de mercados emergentes y países de bajos ingresos, incluidos Argentina, Belice, Ecuador, Líbano, Zambia y Surinam. “Si bien el Covid-19 fue sin duda un factor que contribuyó de manera importante, en muchos de estos casos la pandemia simplemente exacerbó los problemas de deuda prexistentes”, advirtió el Instituto de Finanzas Internacionales.
Mientras tanto, las presiones fiscales siguen en aumento para una gran parte de los países. De acuerdo con el FMI, en las economías avanzadas la deuda de gobierno aumentó 19.4 puntos porcentuales el año pasado, para llegar a 132.1 por ciento del producto interno bruto (PIB); sin embargo, una gran parte de ellas implementaron estos grandes paquetes de estímulo fiscal porque que se financian con tasas cercanas a cero.
A la par, en las economías de ingreso bajo que tuvieron acceso a la iniciativa de suspensión del servicio de la deuda el endeudamiento bruto del gobierno fue de 5.1 puntos porcentuales, para llegar a 48.5 por ciento del PIB; y en las de ingreso medio la deuda avanzó a 63.3 por ciento, un crecimiento de 9 puntos el año pasado.
Se acelera el endeudamiento
En estas últimas, el Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas advierte que, además de las presiones derivadas de la pandemia, la caída en los precios de las materias primas, y en consecuencia menos ingresos por exportación, han llevado a que las reservas internacionales se reduzcan rápidamente y se acelere el endeudamiento.
Eric Toussaint y Milan Rivié, del mencionado comité, advierten que este diseño muestra el “carácter insostenible del rembolso de la deuda reclamada a los países del sur”. Con dicha premisa, “la pandemia del coronavirus y los otros aspectos de la crisis multidimensional del capitalismo mundializado justifican por sí solos la suspensión del pago de la deuda”, expusieron.