Las mujeres, madres, esposas, hijas, sobrinas e incluso nietas, no sólo enfermeras o doctoras, se sumaron a la lucha contra el Covid-19 que hizo de sus hogares “salas de terapia intensiva, donde tuvimos pacientes muy graves, conectados a oxígeno que hoy están vivos gracias a ellas, que aprendieron a marchas forzadas a cuidarlos, a tomar signos vitales, a inyectar y dar medicamentos bajo instrucciones médicas por teléfono o videollamadas”, narran médicos.
En entrevista con La Jornada destacan que “fueron verdaderas enfermeras y cuidadoras incansables de sus seres queridos, incluso bajo alto riesgo de contagio. Tuvimos que entrenar a los familiares, mamás, esposas, hijas, como si fueran enfermeras, y toda la participación personalizada de los cuidados permitieron que la mayoría de nuestros pacientes más graves se recuperaran exitosamente”.
Avyi Suárez señala que tras conocer el positivo a Covid-19 de su padre Víctor, de 73 años, diabético e hipertenso, el pasado 29 de diciembre, “comenzó un camino muy duro”. Fue hasta mediados de enero, señala, que “me encontré con un médico excelente que me ayudó a sacarlo adelante. Le cambió todos los fármacos, algunos fueron costosos y difíciles de encontrar, le pusimos inyecciones de esteroides y medicamentos inmunosupresores”.
Como muchas otras mujeres, incluida su madre, Avyi aprendió a inyectar, revisar signos vitales y controlar los tanques de oxígeno para garantizar la atención de su padre, quien logró recuperarse.
“Fue un proceso muy fuerte. Tuve que aprender a inyectar, y al doctor por teléfono le decía ‘dígame cómo lo tengo que hacer’, porque no encontraba quién inyectara a mi papá. Además, mi esposo también se contagió y lo tenía en aislamiento, mientras cuidaba a mi hija de 4 años. Mi mamá también apoyó mucho en el cuidado, pese a que es mayor, se encargaba de atenderlo, darle de comer y vigilar los horarios de sus medicamentos”.
Lotería genética
Ricardo Russek, médico internista, advierte que el Covid-19 “es una lotería genética, porque a 80 por ciento de las personas que se contagian no les va a pasar nada, pero hay un 20 por ciento que se va a complicar, y no sabemos quién, puede ser un paciente de 20 años muy grave o un anciano de 80 años con cáncer y no le pasó nada, porque eso depende de la respuesta de cada individuo”.
Destacó que los “tratamientos exitosos contra el Covid-19 no son antivirales, son antinflamatorios esteroideos potentes, inclusive con los pacientes que no respondían a dosis altas de dexametazona empezamos a utilizar fármacos que usamos en enfermedades autoinmunes, como lupus o artritis reumatoide, con respuesta muy favorable”.
Alertó, al igual que médicos neumólogos, sobre la necesidad de fortalecer un manejo oportuno de los pacientes Covid, con un adecuado monitoreo prehospitalario, para detectar cuando baje la saturación de oxígeno por debajo de 92, “pues ya hay un problema y se debe tratar con antinflamatorios, lo que puede significar un cambio radical entre una buena o mala evolución, y lo que se trata es evitar la hospitalización y el riesgo de intubación”.