Pese a los protocolos establecidos por las autoridades de salud para prevenir contagios de Covid-19, hay call centers que pasan por encima de esa disposición, no siguen las medidas y ponen en riesgo a sus trabajadores, quienes deben laborar en ambientes cerrados y con poca ventilación.
En mayo de 2020, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) presentaron el protocolo de seguridad sanitaria que deberían aplicar las empresas, a partir del 1 de junio de ese año, para retornar a las actividades en la nueva normalidad.
Las compañías deberían darse de alta en la Plataforma de Nueva Normalidad, la cual establece tres elementos para regresar a los centros laborales de manera segura: el registro, la autovalidación de las empresas –que consta de 78 puntos– y la validación por parte del IMSS.
Además, el gobierno de la Ciudad de México implementó un sistema digital denominado código QR para rastrear casos de Covid-19 en cualquier espacio cerrado, tales como comercios, oficinas de gobierno y call centers.
En un recorrido realizado por La Jornada en uno de estos centros de trabajo, ubicado en la calle Odesa al sur de la Ciudad de México, se pudo constatar que el personal entra y sale libremente sin que se tome la temperatura con termómetro digital ni tampoco se realiza el escaneo del código QR.
Al ingresar a las instalaciones sólo es visible un par de tapetes sanitizantes secos, sin la presencia de personal que supervise las medidas básicas sanitarias, tales como la aplicación de gel antibacterial, el uso de cubrebocas y la sana distancia entre los trabajadores.
Incluso fue posible observar grupos de personas que laboran en filas de diez cubículos cada una, con un espacio entre cada uno de ellos de alrededor de 60 centímetros. El lugar carece de ventilación, ya que si bien hay aire acondicionado, no es suficiente dado los espacios reducidos y el constante movimiento de personal en el interior.
Miguel, empleado de ese call center de 22 años, comentó que el salario promedio es de 2 mil 200 pesos semanales por medio tiempo de trabajo, equivalente a seis horas. Añadió que las actividades consisten en vender seguros y tarjetas de crédito de instituciones bancarias, así como planes tarifarios de compañías telefónicas.
De acuerdo con vecinos de la zona, durante la pandemia ese centro laboral, si bien redujo su personal, no dejó de operar, ya que incluso cuando clausuraron la entrada de Odesa ingresaban por la calle trasera.
Por otra parte, Angélica, también trabajadora de un call center, en Ecatepec, estado de México, refirió que al inicio de la contingencia sanitaria, la compañía determinó enviar a su personal a laborar en home office, principalmente a las “personas que somos grupos de riesgo, ya que yo tengo obesidad” y a quienes padecían otro tipo de padecimientos crónicos.