Ciudad de México. El lugar que habitó la pintora mexicana más reconocida en el mundo dejó de estar deshabitada y en silencio. El día de ayer, sábado 6 de marzo, la Casa Azul volvió a recibir visitantes después del cierre como medida de prevención contra los contagios de Covid-19.
El encuentro con Frida Kahlo, sus obras, las habitaciones y los jardines que recorrió inició desde las diez de la mañana. A diario podrá recibir aproximadamente 400 visitantes, únicamente el 20 por ciento del aforo regular. Además, se implementó la venta anticipada de boletos por internet, donde se selecciona el día y hora de visita al barrio de Coyoacán, antes de traspasar el portón de madera, las medidas normalizadas: uso del cubrebocas, medición de temperatura, uso de gel antibacterial y tapetes desinfectantes.
La espera no fue fácil. No solamente los interesados en la pintura se vieron impedidos de visitar el espacio. Fue una situación difícil para el recinto. Perla Labarthe, coordinadora del Museo Frida Kahlo Casa Azul, señala en entrevista que fue difícil no tener visitantes y la parte económica se complicó, “ya que dependemos de la afluencia porque no tenemos apoyos gubernamentales constantes. Por eso es importante reabrir, tenemos que resolver la situación poco a poco. Estamos contentos con la reapertura”.
Hasta las 11 de la mañana ya se habían adquirido el 75 por ciento de los boletos del día. “Vamos a tomar todas las medidas para que sea un lugar seguro”, afirmó mientras supervisaba el ingreso controlado del público, máximo dos personas a la vez. Algunas a la espera entre los muros azules y la leyenda “Frida y Diego vivieron en esta casa”, hasta ingresar al interior de la antigua edificación. Los jardines prácticamente vacíos, únicamente como tránsito hacia la salida.
La investigadora tomó la dirección del recinto en octubre pasado, en sustitución de Hilda Trujillo. Al respecto, consideró un privilegio estar en la Casa Azul y asumir la responsabilidad de conservar esta riqueza de México y el mundo, contenta del equipo de trabajo. Avizoró nuevos retos, “no solamente al frente del museo, sino con la situación global que viven los museos y seguir extendiendo el público de manera virtual”.
Palabras en francés, inglés o portugués se oían en la fila sobre la calle de Londres. Los vendedores sobre la banqueta con bolsas con el rostro del artista, coronillas con flores, alebrijes y cubrebocas con bordados folklóricos también se instalaron a la espera de la actividad. Las selfies, a pesar del rostro protegido volvieron a tener escenario en el lugar en el que vivió Frida Kahlo la mayor parte de su vida, primero con su familia y más tarde con Diego Rivera, su pareja.
La cama en la que padeció prolongados dolores y sobrevivió acompañada de sus pinceles es una de las habitaciones que el público puede conocer, junto con la frase “Viva la vida” en una de los varios lienzosque se exponen en la colección permanente. “La razón de ser de nuestros espacios es para tener público, para difundir el legado de Frida y Diego, tanto a visitantes nacionales y extranjeros”.
El museo no estuvo cerrado por completo. Durante estos meses, los visitantes “los mantuvimos a través de nuestra página y redes sociales para seguir ampliando nuestra comunidad virtual”, donde se ofrecen de manera constante cursos, talleres, conferencias, así como se publican fotografías y dan datos sobre la pintora mexicana y su trabajo.