La poesía se explicó a sí misma la noche de este viernes en la inauguración del segundo Festival Internacional de Poesía Vértice Violeta, en la voz y obra de autoras que destellaron la presencia de diosas antiguas, la relación materna, la dualidad entre idiomas y el paralelismo entre las heridas de Ayotzinapa y Curuguaty (Paraguay).
Las poetas mexicanas Angelina Muñiz-Huberman y María Baranda alternaron la lectura de textos con la colombiana Piedad Bonnett y Susy Delgado, escritora paraguaya bilingüe guaraní-español.
Leticia Luna, titular de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), explicó que se trata de un “espacio de reconocimiento e intercambio con y desde las voces de la poesía escrita por mujeres, un vehículo decisivo en la generación de lectores”.
Angelina Muñiz-Huberman recitó el poema “Lengua materna”: “Me regalabas las letras en canciones imperceptibles / que se desmenuzaban y se me cambiaban / como si la memoria sólo descompusiera lo inevitable / y sólo reconstruyera lo imposible deseado (…) ¿Por qué te empeñaste en darme las palabras? / Madre”.
De Lilit, Astarté y Anat
Enseguida leyó textos cuyo centro eran diosas antiguas, con su resonancia de significados herméticos: la primera fue Lilit, que “rige sobre la multitud, cristaliza las impurezas y sueña en las sombras. Imagen de los melancólicos”.
También: “Las diosas de amaneceres dorados y de cánticos desaforados. Las diosas que entretejían abismos y espumas de toda mar. Las que encumbraban la palabra y la volvían de revés (…) Astarté entre todas ellas”.
Y Anat: “Pueblos que llevan su nombre y hoy resuenan en la tierra prometida. Los arqueólogos se interrogan. Las teorías inundan cauces milenarios. Lo único seguro es que Astarté y Anat se multiplica en estatuillas en el olor del incienso y en páginas escritas que hoy leemos”.
La también narradora de literatura para niños María Baranda recitó poemas de su inédito Cañón de lobos, en los que brillaba la nostalgia, la enumeración de reminiscencias mientras habitan un espacio personal: “El tiempo de ahuyentar el miedo, como se ahuyenta a las libélulas con lámparas (…) Presagio de la muerte que venía”. El momento lírico que se extendió la mítica Comala de Juan Rulfo a través de otro escrito.
Frutos malditos
De Paraguay, Susy Delgado realizó una lectura en la que el castellano se mixturaba con el guaraní para sobrellevar la frontera y provocar una tensión, mediante textos de su poemario más reciente, Ka’aru purahéi (Canto del atardecer).
Se refirió a un poema que vincula a los estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos con una masacre en su país, en Curuguaty. Ambos nombres, dijo, provienen de plantas parecidas. “Curuguaty, Ayotzinapa sangran iguales. Mueren iguales. Dicen que el curuguay y el ayotzin son parientes cercanos desde luego, distanciadas quién sabe cuándo y cómo por esos vientos insondables del mundo (…) Dos frutos maldecidos por quién sabe qué dioses antiguos implacables”.
La escritora colombiana Piedad Bonnett ofreció una muestra de su registro poético con varios escritos sobre la infancia contenidos en su poemario Tretas del débil.
Con “Los estudiantes” pareció dialogar con los temas convocados antes: “Dulcemente eternos juegan ruleta rusa, / los estudiantes ávidos y locos y fervientes, / los de los tiernos cuellos listos frente a la espada, / las muchachas que exhiben sus muslos soleados / sus pechos, sus ombligos / perfectos e inocentes como oscuras corolas, / qué se hacen / mañana qué se hicieron / qué agujero/ ayer se los tragó”.
El segundo Festival Internacional de Poesía Vértice Violeta tendrá actividades este domingo, que quedarán registradas en el sitio de Facebook de la CNL.