Ciudad de México. Al anunciar una nueva subasta, esta vez de 19 aeronaves, el gobierno federal informó que en lo que va del sexenio se han destinado 120 millones de pesos para el mantenimiento del avión presidencial, esto es, 300 millones menos de lo que habría significado usarlo, según cálculos del Banco Nacional de Obras (Banobras).
Después de presentar ese tema en la conferencia de prensa matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que, apenas pase el “vendaval” económico derivado de la pandemia, buscará la forma de compensar a sectores afectados; por ejemplo, a los jubilados del sector público que verán disminuida su pensión por una resolución de la Suprema Corte.
El mandatario se mostró optimista de que a mediados de año se normalice la situación económica y se vuelva a los niveles previos a la pandemia.
Obligado, reparar el daño
En la ronda de preguntas se le pidió su opinión de la propuesta de la ex secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, de declararse culpable (por desvío de recursos públicos) y pasar seis años en prisión, pero sin devolver dinero.
El Presidente subrayó que “como regla” su gobierno plantea que cuando se demuestre corrupción debe repararse el daño al erario; igualmente en la llamada estafa maestra opinó que se devuelva “lo que se sustrajo indebidamente”.
La conferencia comenzó con la exposición del director de Banobras, Jorge Mendoza, acerca de la subasta de aeronaves, a realizarse el 12 de marzo, para colocar 13 helicópteros y seis aviones, con la cual se pretende recabar 520 millones de pesos.
También se busca vender, con el apoyo de una agencia de Naciones Unidas, otro paquete de siete aeronaves (cinco aviones y dos helicópteros) de más alto valor que los de la subasta, así como el avión presidencial, valuado en 2 mil 286 millones de pesos, para el cual ya hay tres nuevos interesados, dijo Mendoza.
Luego, el Presidente habló del combate a la corrupción y de la polarización en el país como resultado de la desigualdad, por lo cual remarcó que el gobierno debe ser austero.
“¿Qué es esto de los aviones? Es hasta ridículo. Sólo estando acomplejados, siendo aspiracionista, se piensa en tener aviones y helicópteros de lujo.”
Un particular, añadió, sí puede tener su Ferrari, su yate, su avión, si es producto de un trabajo legal, “¿pero un servidor público, un siervo de la nación, habiendo tanta pobreza?, había una especie de enajenación, al lujo lo veían normal, nada más porque eso daba caché y se sentían muy importantes”.
Al final de la conferencia le pidieron su opinión de las recientes críticas de Diego Fernández de Cevallos, quien asegura –según la cita del reportero que planteó el tema– que López Obrador incurre en corrupción todos los días.
“Eso sí calienta”, respondió el mandatario entre risas, y a modo de respuesta pidió transmitir en el salón el video de un debate ocurrido en marzo de 2000, cuando ambos eran aspirantes a gobernar la capital del país.
“Sí, vamos a compartirlo porque ese debate es actual… Él y yo estábamos más jóvenes”, dijo. Casi al inicio de la proyección, su ayudante le pasó un papel al atril para hacerle notar que debían salir de inmediato rumbo al aeropuerto, para el inicio de una gira por el sureste.
El Presidente alcanzó a verse a sí mismo cuando le dijo al panista, hace 20 años, que era parte de la mafia del poder; discreto, esbozaba sonrisas, pero tuvo que irse y ya no alcanzó a repasar cuando le espetó a Fernández de Cevallos que en esa contienda le haría “lo que el viento a Juárez”.
Así, por primera vez, la mañanera siguió sin Presidente –ni funcionarios–, porque antes de salir del salón Tesorería de Palacio Nacional, el mandatario soltó: “No se termina la mañanera hasta que termine el debate, aunque yo no esté aquí. Nos vemos”.