Bagdad. El papa Francisco denunció ayer en Bagdad la “barbarie insensata” perpetrada por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en 2014 contra la minoría yazidí, por la que miles de mujeres fueron convertidas en esclavas sexuales, y llamó a “luchar contra la corrupción” y los abusos de poder. Pidió que “callen las armas” y cesen la violencia, los “extremismos” y las “intolerancias”, en su histórica visita a Irak.
* GALERÍA: Histórica visita papal en Irak
“Que callen las armas”, reclamó el Papa poco después de llegar a Irak para la primera visita de un pontífice a este país diezmado por las guerras y las persecuciones, al saludar a los cristianos que decidieron permanecer.
Entre fuertes medidas de seguridad y con mascarilla, Francisco, de 84 años, viajó como “peregrino de la paz” para reconfortar a una de las más antiguas comunidades cristianas del mundo, marcada por la violencia y la pobreza.
Durante su estancia, que terminará el lunes tras recorrer mil 445 kilómetros, sobre todo por aire para evitar las zonas donde se esconden los yihadistas, el papa argentino también tenderá la mano a los musulmanes y se reunirá este sábado con el gran ayatola Alí Sistani, la máxima autoridad chiíta.
El jefe de mil 300 millones de católicos del mundo habló de los temas candentes en Irak ante sus principales dirigentes, entre ellos el presidente Barham Saleh, quien lo invitó a realizar esta visita sin precedente.
Francisco también se pronunció en contra de la corrupción, por lo cual cientos de miles de iraquíes se manifestaron a fines de 2019, e instó a la nación a dejar de reprimir a los jóvenes que pedían justicia. “Hay que construir la justicia”, sostuvo.
Exigió “que ninguno sea considerado ciudadano de segunda clase”, sobre todo los cristianos –uno por ciento de la población en este país musulmán– ni los yazidíes, minoría perseguida por el grupo yihadista EI.
Denunció así “una barbarie insensata e inhumana” perpetrada en Irak, la antigua Mesopotamia, “cuna de la civilización”, al hablar desde el palacio presidencial de Bagdad, dentro de la fuertemente fortificada Zona Verde.
El argentino recordó “la antiquísima presencia de los cristianos en esta tierra”, donde según la tradición nació Abraham, y abogó por “su participación en la vida pública” como “ciudadanos que gozan plenamente de derechos, libertad y responsabilidad”.
El presidente Saleh señaló que “no se puede imaginar Medio Oriente sin cristianos” y que su número decreciente tendrá “consecuencias nefastas”. Expresó su apoyo al establecimiento de una Casa Abraham para el Diálogo Religioso, llamada así por el patriarca compartido del judaísmo, el cristianismo y el islam.
Irak fue el hogar de casi 1.5 millones de cristianos antes de la invasión liderada por Estados Unidos en 2003, que derrocó a Saddam Hussein y sumió al país en el caos. Los líderes de la Iglesia católica dicen que sólo quedan alrededor de 400 mil, luego de años de inestabilidad y ataques extremistas.
Al final del día, el pontífice realizó una oración en la catedral de Nuestra Señora de la Salvación, un templo católico en el centro de Bagdad, que fue escenario en 2010 de la toma de rehenes más mortal contra cristianos en Irak (53 muertos).
Ante un grupo reducido de personas, recordó a los “hermanos y hermanas que murieron en el atentado terrorista”, cuya beatificación está en proceso”, y agradeció al clero iraquí por su presencia y su cercanía con los cristianos. A continuación viajará a Nayaf, Ur, Erbil, Mosul y Qaraqosh. En cada etapa sólo verá a pocos centenares de fieles, salvo por la misa del domingo en un estadio del Kurdistán, en presencia de varios miles.
Sobre las injerencias extranjeras, Francisco llamó a las naciones a no imponer sus “intereses políticos o ideológicos” en Irak.