El México popular demostró una capacidad de resistir y adaptarse a una nueva realidad, aún cuando los pequeños comerciantes, las microempresas o la población que habita en comunidades lejanas a una metrópoli resultaron ser de los sectores más afectados por la crisis que generó el Covid-19, asegura Compartamos Banco.
Patricio Diez de Bonilla, director general de la institución, explica que después de la etapa más crítica en términos económicos de la pandemia, que fue el segundo trimestre del año pasado, la gran mayoría de los clientes retomaron sus planes originales de pago.
En una entrevista con La Jornada, a propósito de la 84 Convención Bancaria, la cual se realizará jueves y viernes próximos, Diez de Bonilla sostiene que con el gobierno federal existe un mutuo interés por lograr que más mexicanos accedan al sistema financiero. En cuanto al ambiente que prevalece en materia económica, califica como necesario que haya reglas claras y estado de derecho para financiar los grandes proyectos de infraestructura.
Hace un año, entre los meses de abril y mayo, cuando las restricciones de movilidad fueron muy duras, toda la actividad económica se redujo de forma significativa, explica. Los negocios de sus clientes también fueron afectados en sus ingresos. “Lo que ha pasado con nuestros clientes es que sí, al inicio de la contingencia, el impacto en sus ingresos fue relevante, pero se han venido recuperando.
“Si no hay demanda por ropa, pues hoy vendo tapabocas o gel desinfectante, en fin, ha habido ajustes en los giros de negocio y es a través del crédito productivo que podemos hacer que estos microempresarios se reactiven y con ellos la actividad económica en sus comunidades, en sus regiones y gradualmente en todo el país.”
–¿Los apoyos a los clientes fueron suficientes o se necesitan más?
–Trabajamos de forma conjunta y muy rápido para entender la situación que se estaba presentando y desarrollar soluciones que atendían la misma. En el segundo trimestre del año pasado ofrecimos apoyos a nuestros clientes, al 100 por ciento de ellos les dijimos: “si por cualquier motivo tu negocio se redujo en tamaño o en ingresos y no puedes hacer frente a tus pagos, no nos pagues”, y dimos un plazo de 10 semanas a la totalidad de clientes para que pudieran tener cierta flexibilidad de reinventarse y no tener una presión para servir la deuda en ese momento. En el tercer trimestre pasamos por un proceso de restructuración. Fue un proceso muy ágil.
–¿Cuál fue el momento más crítico de la pandemia, en términos del banco?
–El reto de la primera etapa de contención de nuestros clientes, cuando les decíamos “no nos pagues”, requería esfuerzos de liquidez de nuestra parte y de solvencia financiera.
“A pesar de la consecuencia económica que esto genera, diría que el segundo trimestre fue complicado, pero en el último no sólo la cartera creció, también regresamos a la generación de utilidades y logramos mantener la capitalización del banco.”
–¿Qué está pasando en el sector popular, que es atendido por ustedes?
–La recuperación todavía está siendo irregular. Hay estados que van avanzando más rápido que otros y también están en una situación sanitaria distinta. Esto hace que la recuperación esté siendo irregular y creemos que seguirá así durante todo el primer semestre.
“En lo que logramos controlar el número de contagios y que nuevamente se desplieguen los programas de vacunación, pues la reactivación económica se irá dando paulatinamente. Hay un sector muy grande de clientes que requieren nuevamente crédito para capital de trabajo.”
–¿Cómo describe la relación con el gobierno?
–Diría que es una relación constante con muchos puntos de interés de ambas partes. Tanto el gobierno federal como la Asociación de Bancos de México y los participantes del sistema tenemos claro que es por conducto del sistema financiero que podemos dar acceso a crédito para proyectos de infraestructura, detonar el consumo y, en nuestro caso, para la microempresa, que son los sectores que impulsan la actividad económica.