América Latina no alcanzará la inmunidad de rebaño durante de 2021. Estamos viviendo un fuerte acaparamiento internacional por el acceso a las vacunas y eso afecta muy negativamente a la región y genera desigualdad intrarregional entre sus países, afirmó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Expuso que además de las restricciones en logística de distribución, disponibilidad de insumos críticos y la cobertura de los sistemas de salud, el acaparamiento de las vacunas por parte de países desarrollados y el que no se liberen patentes para producir en la región abonan al rezago. “Urge una solidaridad internacional y regional”, exhortó.
Al presentar el Panorama social, Bárcena mostró que América Latina es la más afectada por la pandemia de Covid-19. Con 8.4 por ciento de la población mundial, contiene 27.8 por ciento de muertes. Se debe en parte a que es la región más urbanizada del mundo, así que conviven hacinamiento y falta de acceso a servicios.
Por ejemplo, el hacinamiento afecta a 55 por ciento de los hogares urbanos en pobreza. En ellos viven dos o más personas por habitación, así que el contagio es fácil en casa, muestra el reporte de la Cepal. A ello se suman sistemas de salud fragmentados, desiguales, subfinanciados y con déficits en recursos humanos, agregó su secretaria ejecutiva.
La pandemia de Covid-19 profundizó las desigualdades estructurales en la región, los niveles de pobreza ya venían en aumento desde 2014, pero con el paso de esta crisis se estima que 491 millones de personas quedarán en la vulnerabilidad, es decir, ocho de cada diez habitantes en América Latina, dado que viven con ingresos hasta tres veces la línea de pobreza, muestra la Cepal.
La desigualdad se profundizó a través del acceso al empleo e ingresos laborales. La tasa de desocupación creció 5.7 por ciento entre la población de menores ingresos, con ello una de cada cinco personas en el quintil más pobre se encuentra desempleada. Mientras en el 20 por ciento de la población con mayores recursos la desocupación aumentó 0.7 por ciento para llegar a 3.9 por ciento, detalló.
En promedio cayeron 15 por ciento los ingresos laborales en América Latina, pero “aquí los grandes perdedores son los pobres, como siempre”, lamentó Bárcena. En el estrato de la población con mayores recursos se redujo 7.5 por ciento el ingreso laboral, mientras en el quintil que ya era el más pobre la baja de ingresos por su trabajo fue de 42.2 por ciento.
Agregó que las medidas de protección social frente a la emergencia llegaron a 49.4 por ciento de la población en América Latina, sin embargo, el incremento de la pobreza sólo se palió. Se tuvo un retroceso de 12 años en los indicadores de pobreza y de 20 años en pobreza extrema.
Se tenía proyectado que al cierre del año pasado en la región fueran 230 millones de pobres, pero quedaron en 209 millones. Para la pobreza extrema se calcula que aumentó a 78 millones y no a 98 millones, como hubiese sido sin los programas de emergencia.
Para enfrentar los efectos sociales de la crisis por Covid-19 en la región, será necesario continuar con los programas de transferencias y fomentar una economía de cuidado, que incluye formalizar los servicios de salud, educación y inclusión digital, agregó Bárcena.