Aunque la beca Promajoven incide de manera positiva en la inscripción, continuidad y conclusión de los estudios de educación básica de mujeres embarazadas entre 15 y 19 años de edad, la compleja realidad del embarazo no planeado en adolescentes rebasa las capacidades del programa, señaló el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
En el estudio cualitativo sobre la eficacia de Promajoven, que forma parte del Programa de Becas Elisa Acuña de la Secretaría de Educación Pública (SEP), el organismo sugirió el diseño de una estrategia integral para abordar la problemática no sólo del abandono escolar de las mujeres adolescentes a causa del embarazo, donde también están presentes elementos de violencia y precariedad económica.
En 2019, la tasa de fecundidad de mujeres entre 15 y 19 años fue alrededor de 59.45 nacimientos por cada mil mujeres en este rango de edad, tasa superior a la de países como en América Latina, como Chile, con 40.14, y muy lejana de la realidad europea, entre ellos Países Bajos, Suecia y España, con 3.70, 5.12 y 7.94, respectivamente.
Adicionalmente, el Coneval pide que se consideren los potenciales efectos de la pandemia ocasionada por el Covid-19 en esta problemática, pues estimaciones recientes del Consejo Nacional de Población (Conapo) señalan que, entre el año 2020 y 2021, los embarazos no deseados o no planeados en adolescentes de ese rango de edad podrían aumentar como consecuencia de las necesidades insatisfechas de anticoncepción de éstas. Lo anterior, debido a que, en el contexto de la pandemia y ante las medidas de prevención por la pandemia, los servicios de salud sexual y reproductiva han sido restringidos.
En ese sentido, sugirió continuar en el reconocimiento del embarazo adolescente como un problema de política pública en México, que genere una atención integral donde estén involucrados todos los niveles de gobierno, en busca de generar acciones que disminuyan la tasa de fecundidad adolescente y, en su caso, erradicarla en menores de 15 años, así como de intervenciones que busquen atemperar los efectos que esta problemática tiene en la vida de las adolescentes y de sus hijos.
Advirtió también de algunas evidencias sobre la intención de no ampliar la cobertura de la población objetiva, lo cual -dijo- representa un riesgo, debido que podría significar una transición a la desaparición de la beca Promajoven y así, dejar sin atención a población tan vulnerable, sobre todo a la luz de la magnitud del problema del embarazo adolescente en México.