Hasta ahora, Covax –el esfuerzo de Naciones Unidas para asegurar un acceso global, razonablemente equitativo, a las vacunas para Covid-19– pertenecía más al mundo de las aspiraciones que al de las realidades. Con el inicio de marzo, el decimotercer mes de la pandemia, en respuesta a un clamor casi universal, se ha entrado, con lentitud incompatible con la evidente urgencia que reviste, a esa segunda esfera. La noción de que la pandemia no será realmente superada en ninguna parte mientras no lo sea en todas se acepta en el principio, pero no en sus consecuencias prácticas. El lunes 1º, Costa de Marfil y Ghana iniciaron, en forma modesta, acciones de inoculación con vacunas proporcionadas por Covax, que suministró 504 mil y 600 mil dosis de AstraZeneca, manufacturadas por el Instituto Serum de India –suficientes para inocular a entre dos y tres de cada centenar de habitantes, a decir del Unicef. Casi al mismo tiempo, según la Organización Panamericana de la Salud, se inició, con una primera entrega de 117 mil dosis de Pfizer-BioNTech a Colombia, “la iniciativa Primera Ola, un programa piloto global de distribución temprana de cantidades limitadas de dosis”, de éste y de AstraZeneca, provenientes de India y de Corea del Sur. Se entregarán en unas cuantas semanas a 36 países de América Latina y las Antillas: Perú, El Salvador y Bolivia entre ellos –a 10 sin costo y a 26 con financiamiento propio de los adquirentes.
El acceso a las vacunas a través de Covax aumentará de manera constante mes a mes y se espera alcanzar alrededor de 280 millones de dosis para las Américas y el Caribe hacia fines de 2021. Al destacar las primeras entregas, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reiteró que “la pandemia de Covid-19 sólo puede terminar si la vacunación se produce de forma equitativa” y consideró que se daban los primeros pasos en tal sentido tanto en África como en el hemisferio occidental. Covax se propone manejar “el mayor, más complejo y más rápido despliegue de vacunas en la historia”. Espera distribuir, para finales del año, al menos 2 mil millones de dosis, mil 300 millones de las cuales están destinadas a 92 economías elegibles para recibir asistencia proveniente de donantes gubernamentales y privados.
Como suele ser el caso de los mecanismos multilaterales organizados en el ámbito de Naciones Unidas, el entramado institucional detrás de Covax es complejo, quizá un tanto demasiado. Una nota informativa oficial reciente lo describe así: “Covax, el segmento dedicado a la vacunación del Acelerador de Acceso a las Herramientas para Covid-19 (ACT), opera bajo la dirección conjunta de la Coalición para Disponibilidad de Innovaciones Epidémicas (CEPI), la Alianza Global para las Vacunas (GAVI) y la OMS, y actúa en asociación con los fabricantes de vacunas de los países avanzados y en desarrollo, el Unicef [Fondo de Naciones Unidas para la Infancia], el Banco Mundial y otras instituciones. Es la única iniciativa global que asegura que las vacunas estén disponibles tanto para los países de alto como de bajo ingreso”. En lenguaje llano, Covax intenta que no sea sólo la lógica del mercado la que rija la distribución del bien más apetecido, ahora y en un futuro que puede limitarse a los meses inmediatos de 2021 o extenderse por varios años. De qué se hablará: del bienio, del quinquenio o del decenio de la pandemia.
El 3 de marzo, Covax actualizó sus estimaciones tentativas sobre oferta disponible y distribución esperada de vacunas en 2021. Advirtió: “Hay muchas incertidumbres que afectan la oferta de vacunas para Covid-19 en 2021, sobre todo alrededor de la capacidad de fabricación, la regulación, la disponibilidad de financiamiento, los términos de contratación y el grado de preparación de los países mismos para echar a andar sus programas nacionales de inmunización”. No mencionó las relativas a la efectividad de las vacunas para distintos grupos de edad.
Del lado de la oferta, incluye a tres fabricantes con contratos en firme (por mil 310 millones de dosis): Serum Institute, licenciatario de AstraZeneca y Novavax; AstraZeneca, y Pfizer-BioNTech, y dos más con memoranda o declaraciones de intención (por 700 millones): Johnson&Johnson y Sanofi. Se prevé, además, la disponibilidad de 760 millones adicionales de tres vacunas candidatas que se encuentran “en activa negociación”. Se habrá dispuesto del total –2 mil 790 millones de dosis– en el año en curso o en los primeros meses de 2022. Sobre la demanda, señala que “durante el segundo semestre de 2021 se podrá satisfacer la demanda total de los participantes autofinanciados” (52 países de ingreso medio o alto que dispondrán de 300 millones de dosis) y habrá destinado mil 800 millones a los 97 países elegibles para recibir asistencia, lo que permitiría inmunizar a alrededor de 27 por ciento de su población.
Si se tiene en mente que de esta pandemia nadie estará a salvo mientras no lo estén todos, parece que es más bien en el horizonte de mediano y largo plazos en el que es dable vislumbrar su esperado final.