Brasilia. La economía de Brasil, la mayor de América Latina, se contrajo 4.1 por ciento el año pasado en medio de la pandemia de coronavirus, según datos oficiales presentados ayer. Se trató de la peor caída en al menos 25 años, pero menor a lo que se esperaba debido a las transferencias de dinero a las personas pobres.
Para 2021, el Ministerio de Economía de Brasil mantuvo su previsión de crecimiento económico de 3.2 por ciento, pero señaló que la incertidumbre sigue siendo alta debido a la mortífera segunda oleada de la pandemia de Covid-19 y que el primer trimestre en particular será difícil.
La caída de todo 2020 fue la peor desde que comenzaron las actuales series del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) en 1996. También fue la más pronunciada desde el desplome de 4.3 por ciento en 1990, de acuerdo a datos del banco central.
Las transferencias de efectivo del gobierno a millones de familias pobres el año pasado totalizaron unos 322 mil millones de reales (56 mil 500 millones de dólares), un impulso fiscal de alrededor de 4.5 por ciento del PIB.
El PIB per cápita cayó 4.8 por ciento, dijo el IBGE, es la caída más pronunciada desde al menos el año 2000. Las cifras del IBGE muestran que la actividad económica todavía está 1.2 por ciento por debajo de su nivel a finales de 2019 y 4.4 por ciento por debajo de su pico en 2014.
Entre los pronósticos más pesimistas al inicio de la pandemia, analistas del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional estimaron que el PIB de Brasil en 2020 se contraería en 8 y 9.1 por ciento, respectivamente.
En tanto, para el cuarto trimestre de 2020 la mayor economía de América Latina creció 3.2 por ciento, por sobre el avance de 2.8 por ciento en el promedio de las estimaciones prevista en un sondeo de Reuters a economistas.
La expansión del cuarto trimestre fue liderada por un crecimiento de 2.7 por ciento en los servicios, un avance de 3.4 por ciento en el consumo de los hogares y un aumento de 20 por ciento en la inversión fija de las empresas, dijo el IBGE.