A diferencia de Porfirio Díaz, quien lamentaba la cercanía del país con la nación del norte, el presidente Andrés Manuel López Obrador expresó ayer a su homólogo Joe Biden: “Ahora yo puedo decir: bendito México, tan cerca de Dios y no tan lejos de Estados Unidos. Creo que nuestra vecindad nos va a permitir desarrollarnos mejor en estos tiempos”, en una relación estratégica de beneficio para los pueblos de América del Norte.
Ambos mandatarios tuvieron vía remota, y por alrededor de 90 minutos, su primera reunión bilateral. En el comunicado conjunto resultado de la misma se indica que abordaron también asuntos del cambio climático y energía. López Obrador había anticipado por la mañana que México no modificará la nueva legislación en materia eléctrica promovida por su gobierno.
Descartó que merced al diálogo con Biden pudiera darse “marcha atrás” a esa norma actualmente en el Senado y atribuyó a sus “adversarios corruptos” pensar en esa eventualidad. “No es así, porque el presidente de Estados Unidos es respetuoso de nuestra soberanía”, expresó.
Si bien el tema de las vacunas contra el Covid-19 no se menciona en el documento conjunto, sí se recalca que ambos países trabajarán de consuno para combatir la pandemia a partir de una “estrecha colaboración” y cooperación económica y sanitaria.
Otros asuntos tratados por los presidentes se refirieron a migración y comercio; en el primero reconocieron la aportación de los migrantes a la fortaleza económica, diversidad cultural y espíritu innovador de los dos países. Y sobre quienes intentan llegar hoy a Estados Unidos se comprometieron al impulso de políticas que reconozcan la dignidad de las personas y que el proceso ocurra de forma ordenada, segura y regular.
Hicieron hincapié en ir a las causas detrás del éxodo regional, mejorar la gestión y desarrollar vías legales para el mismo.
En los mensajes de introducción al encuentro, Joe Biden refirió sus cuatro viajes como vicepresidente a México y se considera conocedor de su gente y de la Virgen de Guadalupe. “Todavía poseo el rosario que tenía mi hijo cuando falleció...”
Enseguida dijo tener certeza de que “México y Estados Unidos somos más fuertes si estamos más unidos. La historia es larga y complicada. No siempre fuimos los mejores amigos. Sin embargo, como probamos en muchísimas oportunidades, avanzamos cuando cooperamos y gozamos de más seguridad cuando trabajamos juntos abordando los desafíos de la frontera compartida o controlando la pandemia”.
En su momento, López Obrador ponderó al jefe de la Casa Blanca “su devoción por la Virgen de Guadalupe” porque –dijo– los mexicanos respetan y admiran dos símbolos que demuestran la pluralidad nacional: al ex presidente Benito Juárez y a La Guadalupana, y eso tiene que ver “con el México profundo, con lo que somos los mexicanos”.
Por la mañana había resaltado el comentario de Biden de no ver a México como su patio trasero, y en el saludo vespertino consideró fundamental mantener buenas relaciones entre los dos países y dialogar sobre asuntos bilaterales periódicamente.
Enseguida, y en lo que tras la traducción al inglés provocaría una sonora risa de Biden, el presidente López Obrador evocó la frase atribuida a Porfirio Díaz y cómo para él, en cambio, esa vecindad representa hoy la posibilidad de un desarrollo compartido.
Significa también “integrarnos como se ha hecho con el tratado (de comercio); que América del Norte se complemente e integre en lo económico, en lo comercial. Nos va a fortalecer ante el evidente desarrollo, expansión de otras regiones del mundo. Por eso es estratégica nuestra relación”.
Y fue expreso en agradecer a Biden porque “usted quiere que haya un pie de igualdad en nuestras relaciones, que haya respeto a nuestras soberanías y eso es muy importante. Tenemos que cooperar para el desarrollo con independencia, con autonomía, potenciando todo lo que significa sobre todo el pueblo de América del Norte que es el motor del cambio: nuestros pueblos, el mexicano, el estadunidense, el de Canadá”.
En la comitiva mexicana estuvieron los secretarios de Relaciones Exteriores, Economía y Seguridad y Protección Ciudadana, los subsecretarios de la Defensa y de Marina, el comisionado de Migración y el embajador designado en Estados Unidos. Por Estados Unidos participaron los secretarios de Estado, de Seguridad Interior y el asesor nacional de Seguridad, entre otros.