Washington. Estados Unidos instó ayer a Arabia Saudita a tomar más medidas contra los responsables del asesinato en 2018 del periodista Jamal Khashoggi, en un momento en que Washington suscita cada vez más críticas por no haber castigado al príncipe heredero de Riad por su implicación en ese crimen.
Un informe desclasificado de los servicios de inteligencia estadunidenses, publicado el viernes, acusa al príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, de haber “validado” el asesinato del periodista saudita.
Khashoggi, un colaborador del diario The Washington Post que residía en Estados Unidos, acudió al consulado saudita de Estambul, para arreglar papeles y poder casarse con su novia turca, y ahí fue estrangulado y su cadáver desmembrado. Siete de las 15 personas que volaron hasta Estambul para la operación contra Khashoggi formaban parte de la Fuerza de Intervención Rápida, una unidad de élite saudita, según el informe, clasificado durante la presidencia trumpista, aliada de Riad. Estados Unidos ya sancionó a la Fuerza de Intervención Rápida, pero se negó a castigar a Bin Salmán para evitar una ruptura de sus relaciones.
La administración de Joe Biden reclamó a Riad “reformas institucionales sistémicas, así como mecanismos de control para lograr que las actividades y operaciones contra los disidentes cesen”, según Price. El representante saudita ante la ONU, Abdallah Al-Mouallimi, dijo que el informe no llega a probar las acusaciones contra el príncipe heredero y el caso está cerrado. Varios congresistas demócratas le pidieron que sancione a Mohamed bin Salmán, una exigencia compartida por la novia turca del periodista asesinado.