La participación de millones de pequeños inversionistas en los mercados de valores cambió las reglas del juego. Hasta finales del siglo XX era difícil que una persona con 300 dólares tuviera acceso a los mejores instrumentos financieros; ahora puede realizar cualquier inversión desde su celular o su computadora, sin la necesidad de un intermediario.
El caso de Game Stop que vende videojuegos es el más sonado. Se trata de una firma que opera a través de 5 mil 500 tiendas físicas cuando la mayoría de las ventas de su tipo se realizan por Internet, lo que la tiene al borde de la quiebra. Por esta razón, los fondos especulativos o fondos buitre (porque van en busca de los desechos) le apostaron en contra y compraron en corto miles de millones de dólares. Esto significa que realizan operaciones al valor del día, vamos a suponer a 10 dólares; pero en lugar de pagarla en ese momento se esperan a que baje y cuando llega a 5 dólares pagan las acciones a ese precio y se quedan con 5 dólares de diferencia.
En teoría los analistas de prestigio, ubicados en las firmas especializadas, son quienes estudian a las empresas o países que están al borde de la quiebra o de una devaluación e incluso aceleran los procesos de deterioro para obtener ganancias multimillonarias.
Pero ahora hay “aficionados” que a través de sus computadoras realizan análisis de mercado, llegan a conclusiones distintas a la de los grandes gurús y realizan operaciones en sentido contrario. Esto sucedió con Game Stop a través de miles de operaciones de pequeños inversionistas que revaluaron la acción cerca de 2 mil por ciento y provocaron una pérdida cercana a 6 mil millones de dólares de los fondos buitre.
El caso señalado no es el único. Hay análisis sobre empresas como BlackBerry, Nokia, AMC Entertainment, Bath & Beyond, operadores de cruceros, de hoteles y de aviación e incluso de países con problemas que los fondos están listos para tomar los deshechos.
A diferencia del pasado, ahora hay un micro-poder que juega en sentido contrario a los fondos buitres. Esta nueva realidad genera un nuevo equilibrio en los mercados en el que los grandes grupos financieros no necesariamente ganarán la partida a los pequeños inversionistas..