Washington. Los legisladores demócratas en la Cámara de Representantes de Estados Unidos intentaban aún, al cierre de esta edición, concretar mediante sus votos la aprobación de un paquete de rescate de 1.9 billones de dólares, a pesar de que un aumento del salario mínimo difícilmente aparecerá en la versión final del proyecto que llegue al presidente Joe Biden.
Parecía seguro que los partidos votarían en bloque por la iniciativa, el primer intento de Biden de actuar decisivamente contra la pandemia.
En el año transcurrido desde que llegó el coronavirus, la pandemia paralizó buena parte de la economía. El paquete permitirá pagos directos de mil 400 dólares por persona a millones de estadunidenses. También asigna miles de millones a la campaña de vacunación y testeo, las escuelas, los gobiernos estatales y locales, sectores aquejados como restaurantes y aerolíneas, además de prestaciones a desempleados y exenciones tributarias a trabajadores de menores ingresos y familias con niños.
Regalo para demócratas
Los republicanos se oponen a la medida por considerarla demasiado cara, además de que no creen que beneficie a la gente ni a los negocios que más lo necesitan. Afirman que contiene regalos a los aliados demócratas. Ninguno ha dicho públicamente que votará a favor de la ley, en un signo ominoso de que la brecha partidista que aqueja a Washington desde hace décadas no da señales de cerrarse.
El proyecto incluye un aumento gradual del salario mínimo federal a 15 dólares la hora para 2025, duplicando con creces el de 7.25 dólares vigente desde 2019. Pero parece muy probable que esa parte de la ley muera en el Senado, pues el árbitro apartidista de las normas de la cámara alta, Elizabeth MacDonough, dijo que no puede incluirse en el paquete.
Aunque algunos progresistas se indignaron y llamaron a no considerar la visión de esta funcionaria no electa, Biden dijo el jueves que “respetaba” su opinión, pero exhortó al Congreso a “avanzar rápidamente para adoptar el plan”.
La determinación de MacDonough significa que los demócratas enfrentan un obstáculo casi insalvable al aumento salarial este año en vista de la sólida oposición republicana.