Juchitán, Oax. De 24 años y con raíces mixtecas y zapotecas, Damián Gerardo, muxe oaxaqueño y artesano del telar ha forjado su identidad elaborando ceñidores, rebozos y toda prenda que logra de la unión de hilos de algodón y así ha roto la brecha de la desigualdad.
Sus estudios universitarios lo obligaron a emigrar a la Ciudad de México, y al irse se llevó consigo todo su equipo -telar, hilos, agujas y tijeras- y desde su hogar elabora prendas que oferta y vende a través de las redes sociales.
“Tejer me da identidad, es mi gusto, sentir los hilos e hilvanarlos me remota a toda mi familia paterna, de ellos aprendí este arte, que es hoy la que me da ingresos para pagarme mis estudios de Comunicación”, explicó.
Aunque nació en Juchitán, Oaxaca, este arte lo aprendió de sus abuelos de San Pedro Jicayán, localidad costeña de Oaxaca donde por mucho tiempo se prohibió que los hombres elaboraran prendas en telar de cintura, pero lo que ignoraban es que en sus ancestros lo hicieron para sus mujeres, y esto motivó a Damián Gerardo, a convertirse en artesano de telar de cintura.
Incursionar en esta artesanía no fue nada fácil para Damián pues no era bien visto por los suyos, inclusive por su propio padre, que finalmente entendió que es su pasión.
Damián se considera muxe como llaman a los integrantes de la diversidad sexual en su natal Juchitán en donde solo vivió 7 años de su vida para después irse a la costa oaxaqueña.
“En mi comunidad los hombres van al campo y no tejen, pero en mi caso fue lo contrario y eso no encajaba, me decían que era un joto, un muxe, gay, hasta que les demostré con mis prendas que todos podemos aprender y vivir de este oficio”.
Este joven confiesa que la discriminación por muchos años lo siguió por su preferencia sexual, y actualmente todavía pero ya por su forma de vestir.
“Mucha gente todavía no puede entender que somos iguales si yo vengo vestido con prendas de manta, un rebozo en la cabeza y unos huaraches, para ellos ya es motivo de rechazo”.
Además el hablar el idioma Mixteco y su color oscura de piel, también son otra forma de rechazo que a Damián le ha tocado vivir desde ese sitio cosmopolita como lo es la Ciudad de México.
Damián por ningún motivo dejará de tejer porque es su vida, para él tener raíces indígenas le ha dotado de todo su conocimiento y los piensa unificar con los de sus estudios una vez que egrese.
Mientras la contingencia continúa, este joven mixteco-zapoteco sigue elaborando prendas, las cuales han sido adquiridas por personas de diversos puntos del país y el extranjero.