Washington. Estados Unidos lanzó ayer ataques aéreos en Siria contra instalaciones utilizadas por milicias respaldadas por Irán, que dejó al menos 17 muertos, en represalia a un atentado con cohetes en Irak a mediados de este mes, que causó la muerte de un contratista civil y heridas a un militar estadunidense y a otros soldados de la coalición.
Se trata de la primera acción bélica emprendida por el gobierno del presidente Joe Biden, quien asumió el pasado 20 de enero y en sus primeras semanas ha enfatizado su intención de centrarse en los desafíos que plantea China, incluso mientras persisten las amenazas en Medio Oriente.
“Los ataques destruyeron tres camiones de municiones (...) Hay muchos muertos. Al menos 17 combatientes murieron según un balance preliminar, todos miembros de Hashd al Shaabi”, dijo a la agencia Afp el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), Rami Abdel Rahman, refiriéndose a una milicia supuestamente respaldada por Irán.
“Bajo la dirección del presidente Biden, las fuerzas militares estadunidenses realizaron a principios de esta noche ataques aéreos contra la infraestructura utilizada por grupos de milicianos respaldados por Irán en el este de Siria”, dijo el portavoz John Kirby en un comunicado.
“Esta ofensiva fue autorizada en respuesta a los recientes ataques contra el personal estadunidense y de la coalición en Irak, y a las continuas amenazas a ese personal”, agregó.
“La operación envía un mensaje inequívoco: el presidente Biden actuará para proteger al personal estadunidense y de la coalición. Al mismo tiempo, hemos actuado de forma deliberada con el objetivo de desescalar la situación general en el este de Siria e Irak”, añadió.
En concreto, la agresión destruyó “múltiples instalaciones situadas en un punto de control fronterizo utilizado por varios grupos milicianos respaldados por Irán”, incluidos Kataeb Hezbolá y Kait’ib Sayyid al-Shuhada (KSS), también conocida como Batallón Sayyid de los Mártires.
Se cree que estas instalaciones serían utilizadas como parte de una operación de contrabando de armas, refirió CNN.
Anteriormente, CBS News y otros medios informaron sobre el ataque aéreo, y algunos preguntaron por qué la represalia tuvo lugar en Siria y no en Irak.
Funcionarios del gobierno de Estados Unidos condenaron el ataque con una docena de cohetes del 15 de febrero cerca de la ciudad de Erbil, en la región semiautónoma de Irak gobernada por los kurdos, pero incluso esta semana dichos funcionarios indicaron que no habían determinado con certeza quién lo había llevado a cabo.
Los funcionarios han señalado que, en el pasado, milicias chiítas respaldadas por Irán han sido responsables de numerosos ataques con cohetes dirigidos contra personal o instalaciones estadunidenses en Irak.
Un grupo chiíta de milicianos poco conocido, que se autodenomina Saraya Awliya al-Dam (o Brigada de los Guardianes de la Sangre en árabe), se adjudicó la autoría del atentado del 15 de febrero.
Una semana después, un ataque con cohetes en la Zona Verde de Bagdad parecía tener como objetivo el complejo de la embajada de Estados Unidos, pero no hubo heridos.
Esta semana, Irán afirmó que no tiene vínculos con la Brigada de los Guardianes de la Sangre.
La relación entre Estados Unidos e Irán atraviesa una etapa crítica, ante una posible negociación de vuelta al pacto nuclear, del que Estados Unidos se marchó en 2018, durante la administración de Donald Trump.
Irán exige que Estados Unidos levante sin condiciones las sanciones impuestas por Trump.