Nueva York. Stephen King no se considera un escritor de terror. “Mi punto de vista siempre ha sido que pueden llamarme cómo quieran, siempre y cuando no me reboten los cheques”, dijo King en una entrevista telefónica reciente. “Mi idea es contar una buena historia, y si cruza ciertos límites y no encaja en un género particular, está bien”.
Los lectores lo conocen por Carrie, The shining” (El resplandor) y otros éxitos literarios identificados comúnmente como de “terror”, pero King ha sentido por años afinidad con otro tipo de historias, desde ciencia ficción y dramas carcelarios, hasta los Medias Rojas de Boston.
En la pasada década, ha escrito tres novelas para el sello Hard Case Crime: Joyland, The Colorado kid y Later, que se publica esta semana. Le encanta compartir editorial con gigantes que le antecedieron, como James M. Cain y Mickey Spillane, y ama las ilustraciones de portada de viejos libros policiacos en edición rústica conocidos como pulp fiction.
Novelas policiacas
Al mismo tiempo, disfruta escribir historias policiacas que sean más que sólo eso.
Joyland es un thriller desarrollado alrededor de un parque de diversiones y fácilmente podría catalogarse como una historia sobre el paso a la adultez. The Colorado kid tiene un cadáver en una isla frente a la costa de Maine, de donde King es originario, pero fuera de eso es una historia sobre porqué algunos casos se quedan sin resolver.
“Es la belleza del misterio que nos permite vivir cuerdos mientras piloteamos nuestros cuerpos frágiles a través de este mundo de carreras de destrucción”, escribió en el epílogo.
Su nueva novela tiene mucho misterio, pero como sugiere el narrador, podría ser de hecho una historia de terror. Jamie Conklin rememora su infancia, cuando fue criado por una madre soltera, una agente literaria de Nueva York. Al igual que otros jóvenes protagonistas de King, Jamie tiene poderes especiales: no sólo puede ver gente muerta, sino que cuando les hace preguntas ellos se ven obligados a contestar con la verdad.
Later también incluye a un popular novelista y su libro póstumo, y a una detective de policía que por un tiempo es novia de la madre de Jamie.
El autor de 73 años ha escrito decenas de novelas y cuentos, y suele tener tres o cuatro ideas que “están medio cocidas, como un motor sin transmisión”. No apunta las ideas porque si algo es lo suficientemente bueno, es poco probable que se le olvide, afirmó.
Para Later, comenzó con la idea de una agente literaria que necesita terminar el manuscrito de su difunto cliente, y pensó en tener un hijo que se comunica con los muertos. Entonces decidió que la madre también necesitaba compañía.
“Y pensé, ‘¿Sabes qué? Voy a hacer una relación de amor femenino’. Entonces pensé ‘policía’ y la policía es sucia, así todo cayó en su lugar”, mencionó.
King, quien publica la mayoría de sus obras con la editorial Simon & Schuster, es parte de la historia fundacional de Hard Case Crime. En 2004, Charles Ardai y Max Phillips querían lanzar un sello de libros para “revivir el pulp fiction en toda su gloria de mediados de siglo”. Con la esperanza de tener algo de publicidad, le escribieron a King y le pidieron un comentario para un libro. Un representante del autor dijo que King no quería escribir un comentario para Hard Case Crime; quería contribuir con un libro, y así surgió The Colorado kid.
Las pasiones de King también incluyen política y sucesos de actualidad, y en los pasados años ha tuiteado regularmente desdén por el presidente Donald Trump. Pero duda que la derrota de Trump ante el demócrata Joe Biden tenga un efecto en su obra. La ficción ha sido un “escape” de la política, no un foro.
Y aunque ha escrito una novela famosa sobre una pandemia, The stand, dejó pasar la oportunidad de escribir sobre el Covid-19 en una obra de ficción que publicará este año, Billy Summers. Originalmente se desarrollaba en 2020, pero decidió cambiarla a 2019.
Hacia el final de Later, Jamie observa que su escritura ha mejorado al desarrollar la historia, “mejoró con la práctica, lo cual supongo es el caso con la mayoría de las cosas en la vida”. Al pedirle que evaluara su propia escritura durante la entrevista, King, admirador del beisbol, se comparó con un lanzador que está envejeciendo pero que es muy ingenioso.
“He mejorado de cierta manera, pero uno pierde un poco la urgencia. Cuando estaba en mis cuarentas, las ideas eran como personas atorándose en una puerta para escapar de un incendio. Había tantas ideas, y no podías esperar para llegar a la máquina de escribir y las palabras salían a chorros”, expuso.
“Hoy en día, sientes casi que la gente te mira por encima del hombro y es apta para ser un poco más crítica. Te vuelves un poco más lento. Estoy consciente de que me estoy poniendo viejo. Pierdes la abrazadora bola rápida y empiezas a depender más de tus cambios de velocidad y curvas y a ser un poco más cuidadoso y a mezclarlas.”