Durante la pandemia, los ingresos a servicios de urgencias de hospitales siquiátricos registraron un incremento de 40 por ciento de personas que intentaron suicidarse. Además de los factores biológicos y sicológicos, ha influido el encierro, afirmó Faryde Lara, experta en prevención de la conducta suicida.
El confinamiento ha sido difícil para todas las personas porque “perdimos el contacto con los otros” y las posibilidades de esparcimiento y distracción que ayudan a liberar el estrés. Además de que “nadie nos enseña a cuidarnos, no sabemos cómo bajar la ansiedad” si estamos solos.
En un foro organizado por la Fundación Sak, la siquiatra Miriam Valle advirtió del riesgo en que se encuentran los niños nacidos a partir de 2010, quienes tienen un uso continuo de los dispositivos electrónicos y “crecen sin vínculos afectivos”. Eso los hace más vulnerables a caer en depresión y consumo de drogas.
De por sí, en México el suicidio es la segunda causa de muerte en personas de 14 a 29 años de edad y también se han registrado casos de niños de 11 años. Así las estadísticas, pero también se debe tener en cuenta que por cada muerte autoinflingida hay otros 20 individuos que intentan quitarse la vida, indicó la especialista.
Los datos recabados por la Fundación Sak indican que cada año, alrededor de 600 mil mexicanos intentan suicidarse; nueve de cada 10 tienen algún trastorno mental, depresión principalmente. Sobre las causas del padecimiento, comentó que pueden ser problemas afectivos (desamor o violencia), el vacío espiritual (conflictos de personalidad o existenciales) y las dificultades socioeconómicas.
La especialista advirtió la importancia de que los familiares y amigos cercanos estén atentos a las señales de alerta que envían los afectados, como son los cambios de conducta. Una persona con depresión profunda y alto riesgo de intentar quitarse la vida “manda señales no verbales”, entre otros, se aíslan, pierden el interés por las actividades que antes le gustaban, duermen mucho, no se bañan y en ocasiones ni siquiera se lavan los dientes.
También pueden expresar ideas suicidas, de no querer vivir más, pero en realidad lo que quieren es dejar de sufrir, explicó Valle Barraza.
En estos casos, lo recomendable es poner atención a niños, adolescentes y adultos que expresan tales pensamientos; escucharlos y ser empáticos con sus sentimientos y emociones. Hablar del suicidio, no lo promueve ni aumenta el riesgo de que la persona lo intente. Al contrario, afirmó.