El presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó la ceremonia por el aniversario luctuoso 108 de Francisco I. Madero, en la cual su esposa –como oradora única– retomó las reflexiones de Federico González Garza, quien en 1936 escribió que el Apostol de la Democracia no tuvo enemigo “más cruel, más despiadado, más infame, más perverso y vil” que el grupo de periodistas que antes habían sido admiradores miserables o lacayos de la dictadura.
Frente al mandatario y su invitado especial, Alberto Fernández, presidente de Argentina, Gutiérrez Müller citó –entre otros– al político contemporáneo a Madero quien consideró que aquellos eran “débiles, cobardes y serviles con quien los humillaba, se tornaron altaneros e insolentes con quienes respetaban su vida y los dignificaban”.
La ceremonia, realizada en el patio central de Palacio Nacional, se inició con el toque militar Silencio, en honor a los fallecidos por el Covid-19; luego de escuchar el Himno Nacional y presentar al invitado especial, Gutiérrez Müller tomó la palabra.
Ante integrantes del gabinete legal del gobierno de México y de la delegación argentina, la también titular del consejo asesor de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica refirió que “la miseria moral de que estaban repletas las almas de los periodistas porfiristas y seudoindependientes no pudo dar más fruto que el de la ingratitud”.
Para la remembranza eligió, como eje, un fragmento del libro La revolución mexicana, mi contribución político literaria, escrito por Federico González, un antiguo colega de Madero, cuya reflexión, a tiempo pasado, fue sobre la prensa, en particular sobre su “deplorable papel” desde la caída de Porfirio Díaz, aunque Madero juzgaba como muy natural o lógica esa actitud.
Al final del acto, el presidente López Obrador y Fernández depositaron una ofrenda floral y montaron guardia de honor frente a la imagen de Madero, para después pasar al sitio en que estuvo encarcelado del 18 al 22 de febrero de 1913, junto con el vicepresidente José María Pino Suárez, conocido como “La intendencia de la traición”, hoy museo dedicado al presidente asesinado, a quien se le atribuye el triunfo del movimiento antirreleccionista.