La aparición en escena del presidente del gobierno progresista de Argentina, Alberto Fernández, y las referencias a un eje continental de izquierda, que llegara a aglutinar los esfuerzos de reforma y cambio en otras latitudes latinoamericanas, se han producido en el marco local de una arremetida mediática y política contra la administración de Andrés Manuel López Obrador, utilizando los adversarios del político tabasqueño los datos cargados, falsos o certeros, que la Auditoría Superior de la Federación dio a conocer respecto al ejercicio de la cuenta pública en 2019.
Además de la buena “química” personal que se percibió entre López Obrador y Fernández, en distintas alocuciones el mandatario visitante abordó facetas sureñas de la resistencia y oposición de los poderes fácticos ante los procesos de cambio y, en especial, del comportamiento tramposo y cuasigolpista de importantes medios de comunicación.
Así lo planteó el presidente Fernández: “...que México y Argentina estén unidos es un deber que tenemos; que Argentina y México encaren un futuro común y que esto ayude a la América Latina, es una obligación que tenemos. Desde el país más norteño de la América Latina hasta el país más austral de la América Latina tenemos que ser capaces de trazar un eje que una a todo el continente. Ese es el deber que tenemos con Andrés Manuel”.
En otra pista del gran espectáculo político nacional, la mencionada Auditoría Superior de la Federación, por ejemplo, dio a conocer una relación de irregularidades en el ejercicio del dinero público durante 2019, que de inmediato fueron difundidas y magnificadas como una presunta demostración palmaria de corrupción, ineficacia y desorden administrativo del obradorismo.
El presidente de México saltó a atajar esos posicionamientos a partir de una frase que parecía condenada a la inutilidad práctica: “yo tengo otros datos”. Sin embargo, la citada Auditoría, a cargo del camaleónico David Colmenares Páramo, hubo de dar marcha atrás en dos puntos centrales: no hubo ninguna resistencia u obstrucción de la Secretaría de la Función Pública, a cargo de Irma Eréndira Sandoval, para indagar lo correspondiente a esa área; e imprecisiones metodológicas habrían hecho que se calculara en un descomunal monto los pagos y pérdidas correspondientes a la cancelación del proyecto aeroportuario en Texcoco.
En la cámara de Diputados, mientras tanto, se aprobaban en lo general las reformas a la ley de energía eléctrica que propuso el Presidente de la República. De manera inusual, concurrió casi la totalidad de los legisladores acreditados y la totalidad de los artículos autorizados en lo general fueron reservados para una larga discusión y votación en lo particular. Es altamente probable que Morena y sus aliados mantengan esas reformas sin cambiarles “ni una coma”, tal cual lo ha propuesto Palacio Nacional.
Y, por si faltaran temas para la polémica, López Obrador propuso a los gobernadores de todo el país la firma de un acuerdo nacional en favor de la democracia, que rija durante las elecciones próximas que serán las más cuantiosas en número de cargos a designar y en cuanto a extensión territorial, pues en toda la República habrá algún tipo de proceso electoral en junio próximo. Obviamente, los invitados a suscribir ese acuerdo lo han rechazado en primera instancia, pues consideran que aceptar los términos “democráticos” ahí planteados significaría aceptar que no se cumplen o no se han cumplido a la fecha.
Astillas
Andrés Roemer Slomianski ya había sido dado de baja de un cargo público. Sucedió en octubre de 2016, cuando se supo que el representante de México ante la Unesco se había ausentado de una votación para no actuar contra sus creencias como judío (https://bit.ly/3dHDiKG ). Ahora, acusado de acosos y abusos sexuales, algunas de las instituciones ante las cuales tenía representación lo están dando de baja… ¡Hasta mañana!
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