Guayaquil. Al menos 75 reclusos murieron en una serie de revueltas que estallaron de manera simultánea ayer en tres prisiones del hacinado sistema penitenciario de Ecuador, y que según autoridades están relacionadas con choques de bandas criminales que se se financian del narcotráfico.
El país se enfrenta a una crisis carcelaria sin precedente: 33 presos fallecieron en la cárcel de Turi, en la ciudad de Cuenca (sur); 21 en la Regional de Guayaquil (suroeste) y ocho en la de Latacunga (centro), señaló Edmundo Moncayo, director del Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de Libertad (SNAI).
El funcionario descartó víctimas mortales entre el cuerpo de custodios, pero habló de “policías que han sido heridos”, sin precisar el número.
En las afueras del centro penitenciario de Guayaquil, unas 40 mujeres trataban de tener noticias de sus familiares.
Daniela Soria, una madre de 29 años, aseguró haber recibido una transmisión de voz de Ricardo, su esposo sentenciado a tres años por narcotráfico.
“¡Me van a matar, sácame de aquí”
“¡Diles que me cambien de pabellón! Me van a matar, sácame de aquí!”, se escucha decir al hombre en el mensaje por WhatsApp que compartió Soria con un periodista de la Afp.
“Queremos que nos pasen la lista de muertos. Sabemos que aún siguen los problemas porque allí todos tienen teléfono y mi esposo no me llama”, clamó la mujer en medio del ajetreo de ambulancias. La Fiscalía dijo que la violenta jornada la desencadenaron “enfrentamientos de bandas criminales”.
El presidente, Lenín Moreno, denunció una arremetida simultánea de “organizaciones criminales”. Las autoridades “están actuando para retomar el control de cárceles”, tuiteó.
Ya entrada la noche, policías y guardias penitenciarios lograron restablecer el orden, según indicó a Afp una fuente de la SNAI. Las fuerzas armadas también fueron movilizadas a los exteriores de las cárceles.
Feroz disputa entre bandas criminales
La autoridad de prisiones describió la feroz disputa que libran bandas organizadas que se nutren del tráfico de drogas y que emplean a las cárceles como bases de operaciones. De acuerdo con Moncayo, el lunes los custodios decomisaron dos armas de fuego que iban a ser utilizadas para aniquilar a los líderes de una de las organizaciones enfrentadas que están presos en Guayaquil.
Sus enemigos quisieron anticiparse a “las acciones violentas” y ordenaron el “asesinato de privados de libertad en otros centros”, indicó.
El funcionario mencionó a grupos como Los Pipos, Los Lobos, Tigrones y Chone Killers.
“Allí adentro es como un mercado. Hay de todo: drogas, armas, hasta perritos. Todo se vende”, según Soria. “Cuando los presos ven la violencia venir, se encierran con candados en sus celdas”, narró antes de salir corriendo detrás de una ambulancia.
El gobierno activó un puesto de mando unificado para enfrentar la crisis, que coincide con la movilización de cientos de indígenas que reclaman en Quito un recuento de votos tras la primera vuelta presidencial del 7 de febrero. Su candidato, el ambientalista Yaku Pérez, denuncia haber sido víctima de un supuesto fraude que lo excluyó del balotaje de abril.
En diciembre, varios amotinamientos en cárceles ecuatorianas atribuidos a disputas de poder entre organizaciones delictivas y del narcotráfico dejaron 11 presos muertos y otros siete heridos.
El sistema penitenciario de Ecuador está integrado por alrededor de 60 centros, con capacidad para albergar a 29 mil personas y cuenta con mil 500 guardias. Sin embargo, la sobrepoblación ronda el 30 por ciento (38 mil reclusos).
En medio de la pandemia de Covid-19 y para disminuir la cantidad de presos, Ecuador aplicó el año pasado medidas sustitutivas para quienes cumplían penas por delitos menores, con lo que logró bajar de 42 a 30 por ciento la cantidad de reos.