Washington. La Policía del Capitolio de Estados Unidos recibió una advertencia de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) de que una protesta de los partidarios de Donald Trump podría volverse violenta el día antes del ataque mortal al Congreso; sin embargo, los altos funcionarios a cargo ese día de la seguridad no la vieron, según una audiencia realizada ayer.
Funcionarios de seguridad refirieron a dos paneles del Senado que investigan los fallos que se produjeron antes del ataque del 6 de enero que la inteligencia que recibieron no los preparó para los cientos de partidarios de Trump que asaltaron el edificio.
Uno de los cuatro funcionarios, el ex jefe de la policía del Capitolio Steven Sund, asegurió a los senadores que no vio un boletín emitido por la oficina de la FBI en Norfolk, Virginia, el 5 de enero, advirtiendo a las fuerzas del orden que extremistas se estaban preparando para cometer actos violentos.
“Ninguna información de inteligencia que recibimos predijo lo que realmente ocurrió”, dijo Sund, refiriéndose a las escenas en las que los partidarios de Trump atacaron a la policía y rompieron lo que había a su paso. “Planeamos en forma adecuada una manifestación masiva con posible violencia”, dijo Sund.
“Tuvimos un asalto coordinado al estilo militar contra mis oficiales y una toma violenta del edificio del Capitolio.”
El ataque fue un intento de evitar que el Congreso, con el entonces vicepresidente Mike Pence presente, certificara la victoria electoral del hoy presidente demócrata, Joe Biden sobre el republicano Trump, quien afirmó falsamente que las elecciones se habían visto empañadas por un fraude generalizado.
Los ex sargentos de armas de la Cámara de Representantes y el Senado Paul Irving y Michael Stenger también testificaron ayer, y manifestaron que no vieron la advertencia de la FBI.
Los tres renunciaron a raíz de la violencia, que sorprendió al mundo, amenazó con una transición pacífica del poder y puso en peligro la vida de los legisladores y de Pence, lo que provocó el segundo juicio político del ex presidente Trump.
No inculparán a agentes por muerte de Daniel Prude
En tanto, los policías que encapucharon y mantuvieron boca abajo a un hombre negro fallecido durante su arresto en marzo en Rochester, Nueva York, no serán inculpados por su muerte, anunció ayer la fiscal general del estado, Letitia James.
James no ocultó su pesar al dar la noticia de que un gran jurado consideró que no había pruebas suficientes para inculpar a los involucrados en la muerte de Daniel Prude, de 41 años, que sufría un episodio sicótico cuando fue arrestado.
El 23 de marzo pasado, el hermano de la víctima llamó a la policía para que ayudara a Prude, que sufría una crisis sicótica y salió de madrugada desnudo a las calles nevadas. El video obtenido por la familia en septiembre, filmado por cámaras colocadas en la vestimenta de los agentes, muestra a Daniel Prude desnudo y desarmado.
La policía le ordenó que se tirara al piso y éste obedeció, y fue esposado. Pero luego se mostró agitado. Los policías le colocaron entonces una capucha diseñada para que los agentes eviten escupitajos o mordiscos de los detenidos, y lo obligaron a mantener la cabeza boca abajo durante dos minutos.
Prude perdió el conocimiento. Los policías quisieron reanimarlo, pero sin éxito; lo trasladaron al hospital, donde murió una semana después, cuando fue retirado de las máquinas que lo mantenían con vida.
La policía de Rochester también fue cuestionada tras esposar a una niña de nueve años y rociarla con gas pimienta en enero, en medio de una ola de indignación ante los métodos utilizados por las fuerzas de seguridad estadunidenses.
La muerte en mayo en Minneapolis de George Floyd, un afroestadunidense, luego de que un policía blanco se arrodilló en su cuello durante más de ocho minutos, desató masivas protestas nacionales convocadas por el movimiento Black Lives Matter contra el racismo y la brutalidad policial, el movimiento social más importante en décadas.