La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, afirmó que entre la Ciudad de México y la República Argentina hay una nuevo hermanamiento, en el que los une un futuro compartido que construye cada día una América más igualitaria, que recupera el valor de los derechos sociales, civiles, el respeto a los derechos humanos y que hace valer la educación, la salud y la cultura como derechos y no como privilegios.
Al entregar el nombramiento, medalla y pergamino de huésped distinguido de la Ciudad de México al presidente de la República Argentina, Alberto Ángel Fernández, señaló que la capital del país es una casa abierta que reconoce la diversidad y todos los días construye historia a partir de la democracia, las libertades y la paz, en la que se enarbola el sueño de América Latina.
En el salón de cabildos del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, señaló que la pandemia de Covid-19 ha dejado heridas, pero el pueblo de la capital del país es y será solidario, como lo fue en los años 70 cuando recibió a miles de familias argentinas.
“Lo recibimos a usted, señor presidente Alberto Fernández, con el reconocimiento de nuestra historia que nos hermana, pero sobre todo hoy, más que nunca, con la esperanza en el presente y en el porvenir de nuestra patria grande, América Latina”, expresó Sheinbaum.
Conquista ciudadana
Refirió que a finales del siglo XX, los habitantes de la Ciudad de México conquistaron el derecho a elegir a sus gobernantes y nunca dejaron de luchar por la democracia, en contra de los fraudes electorales y por las libertades, y se erige como una ciudad de habitantes “participativos, antiautoritarios, conscientes y solidarios”.
En ese contexto, apuntó que en la década de los 70 recibió a miles de sudamericanos refugiados por los golpes militares, y recordó que como estudiante universitaria le tocó vivir la riqueza de esa migración de los hijos de los desaparecidos, asesinados o perseguidos.
“Nos hermana la independencia de la colonia española –desde hace cientos de años–, pero más recientemente nos hermana el vínculo establecido por esa migración que enriqueció a nuestra ciudad; crecimos escuchando y entonando las canciones en voz de Mercedes Sosa y León Gieco; la zamba argentina se volvió canción de protesta de los estudiantes universitarios en México”, expresó.
La historia moderna de ambas naciones se construyó con la solidaridad y enarbolando un discurso contra el “autoritarismo, la represión, por la libertad, la democracia, la justicia y la igualdad, añadió. La Ciudad de México vivió –como ocurre con las migraciones– un enriquecimiento de su vida, su cultura y sus tradiciones”, concluyó.