El costo de la vida en México, medido a partir de la inflación, se encareció 78.4 por ciento en casi 14 años, mientras los gastos promedio que realizan las empresas en el pago de salarios y sueldos, prestaciones sociales, contribuciones a la seguridad social y liquidaciones a la fuerza de trabajo se redujeron 1.31 por ciento en el mismo periodo, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Banco de México, cuya serie de la masa salarial se registra a partir del primer trimestre de 2006.
No todos los rubros de consumo se han encarecido a la misma velocidad frente a un salario medio y costos laborales rebasados por la inflación. Las bebidas alcohólicas y el tabaco lo han hecho casi al doble que el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), con un aumento de 130.4 por ciento a septiembre pasado, lo mismo los alimentos y bebidas no alcohólicas cuyo precio promedio ha crecido 122.8 por ciento en ese tiempo y el transporte que lo ha hecho 110.5 por ciento, de acuerdo con la información.
También por arriba de la inflación general, el costo de restaurantes y hoteles ha incrementado 104.3 por ciento, el de la educación 94.2 por ciento, la salud 87.4 por ciento y los muebles y artículos para el hogar son el rubro más cercano al del INPC con un incremento de 78.5 por ciento; eso, entre enero de 2006 y septiembre del año pasado, periodos para los que hay datos tanto en el Inegi como en el Banco de México.
El costo de la recreación y el acceso a la cultura ha tenido un aumento acumulado de 50.1 por ciento; el acceso a agua, vivienda, electricidad, gas y otros combustibles aumentó 46.4 por ciento y el de prendas de vestir y calzado 41.6 por ciento. Todos por debajo de la inflación general. Y el único rubro cuyo índice de precios ha bajado es el de las comunicaciones, un 41.7 por ciento acumulado en el periodo de referencia.
Las series realizadas por el Banco de México, con base en información de Inegi, muestran que del primer trimestre de 2006 al tercero de 2020 han aumentado los índices de productividad laboral, el del mismo producto interno bruto y el de horas trabajadas, sin que esto vaya a la par ni del costo unitario pagado a la fuerza de trabajo ni de las remuneraciones medias reales en el país.
De acuerdo con datos desestacionalizados, en ese tiempo el índice de productividad en México aumentó 3.9 por ciento y el de horas trabajadas lo hizo 12.4 por ciento. En medio de estos datos se cuentan dos crisis económicas; la de 2009, cuando ocurrió la burbuja de las hipotecas en Estados Unidos, y la más reciente de Covid-19. Sin embargo, el pago por cada trabajador se redujo 4 por ciento y en general el pago de la fuerza de trabajo lo hizo 1.3 por ciento.