Aquella tarde, en la sede de Morena en Ejército Nacional, se apiñaban en una habitación, con y sin cubrebocas, los que sí y los que no habían sido señalados por el dedo encuestador, pero poco después de mediodía el ambiente de tensión amenazaba con reventar la reunión estrepitosamente, aunque ninguno quería ser el mal portado.
Hay quien dice que poco antes de las 10 de la noche faltaban algunos aspirantes por enterarse de qué lado había caído la moneda, y en algunas partes la molestia por el juicio decisorio empezaba a encender hogueras de venganza.
En Azcapotzalco, Fernando Rosique, convertido en un opositor fuerte al gobierno gris de Vidal Llerenas, por alguna aparente e inexplicable decisión quedó fuera de la encuesta que mediría las posibilidades de cada uno de los aspirantes.
Pero no sólo fue Rosique, también se impidió el concurso de Édgar Torres en GAM, quien, se asegura, podría derrotar a Francisco Chíguil, el alcalde actual, con relativa facilidad. Lo mismo sucedió en Milpa Alta, donde Sergio Ávila y Ramiro Calvillo, por ejemplo, se anotaron con la esperanza de ser tomados en cuenta para la encuesta. Los dejaron fuera. Algo parecido sucedió en Coyoacán, donde Alfredo Morán quedó fuera del concurso, y Jorge Cruz en Iztacalco.
Justino Soto sufrió el recorte en Xochimilco y la única decisión plausible de Morena fue sacar de la jugada a Alejandro Rojas Díaz-Durán, un tránsfuga de todas partes.
Seguramente hay muchos más nombres de gente que respondió a la convocatoria del partido y que no fueron considerados para las encuestas, porque además nunca se supo quiénes integraban las listas de los aspirantes.
Para la ciudadanía en su conjunto, lo que viene, la próxima elección, es algo más que un reto a los deberes ciudadanos: es tratar de hallar en algún partido la opción que les impulse a sufragar, cosa que hoy se manifiesta como imposible. El abstencionismo se presenta, entonces, como la alternativa triunfante.
Los partidos antes dominantes: el PRI, el PAN y el PRD, se hallan destrozados, aunque en diferentes grados, y Morena, aún sin un lugar en el espectro ideológico, infectado por las ambiciones tribales que mataron a su antecesor y carente de liderazgos que den claridad a su devenir, no parece ser la respuesta que se esperaba en el cambio de gobierno.
Poco o nada le queda al ciudadano. El retorno al horror sería entregarse a los depredadores de esos organismos que ya ejercieron el poder. El PRD se pudrió desde dentro y los demás no son más que verrugas de la democracia que de nada sirven.
Morena hizo una apuesta peligrosa plantando candidatos y candidatas nuevos, apoyando cartuchos quemados carentes de proyecto en ambos casos, y suponiendo que sólo el nombre del presidente López Obrador salvará la próxima elección.
La jornada electoral aún no sucede y nada está decidido. Si bien la gente de René Bejarano se ha encaramado en algunas alcaldías, los servidores de Ricardo Monreal planean meterse al Congreso local y hacerle la vida imposible a Claudia Sheinbaum, quien seguramente opondrá resistencia porque el ataque, se diga lo que se diga, es en su contra.
En los próximos días veremos cómo se desarrollan las cosas y cómo empieza a desgranarse Morena.
De pasadita
Fue tanto lo que cedió el secretario de Movilidad a los ciclistas de la ciudad que ahora quieren más y más y se han convertido en sus enemigos.
No es suficiente violar todas las reglas de tránsito, es decir, circular sobre banquetas y camellones, en sentido contrario y sin respeto por las señalizaciones, sino que ahora bloquean las grandes avenidas en una acción que sólo tiene un fin: atacar a la jefa de Gobierno, y sólo un fondo: tratar de hacer del PAN el salvador de esta ciudad. ¡Aguas!