El 20 de febrero de 2019, en la puerta de su casa, fue ejecutado Samir Flores Soberanes, uno de los principales activistas contra el Proyecto Integral Morelos (PIM), un socialmente muy impugnado plan de generación eléctrica que incluye dos termoeléctricas, un gasoducto y un acueducto.
Dos años después, no hay atisbo de justicia: el propio gobernador, Cuauhtémoc Blanco, dijo en septiembre pasado respecto a autores intelectuales o materiales del crimen: “Lo de Samir lleva un año y el fiscal general del estado (Uriel Carmona Gándara), ya sabe quién es, pero no quiere decirlo por miedo” (https://bit.ly/2NKAX6E). El entonces superdelegado federal, Hugo Erick Flores, presidente del Partido Encuentro Social, había discutido fuerte con Samir horas antes de su asesinato (https://bit.ly/3ka9dnY), pero ahora ya está metido en candidaturas y campañas electorales. Y Andrés Manuel López Obrador, el antiguo aliado explícito de esa lucha social contra empresas contaminantes y negocios extremadamente abusivos de empresas extranjeras (video en que se compromete a luchar contra PIM: https://bit.ly/3dAhDUs), en este caso españolas, hizo una consulta patito para pretender justificar el cambio de línea que ahora es de apoyo e imposición de tal proyecto.
A finales de septiembre pasado, al hablar por Internet con integrantes de un foro nacional de militantes de Morena, vaticinó el entonces aspirante a presidir ese partido, Porfirio Muñoz Ledo: “¿Qué pasaría si ellos ganan? (Marcelo Ebrard y Mario Delgado) Pues ya va a ser presidente Marcelo, pues ya va a estar pelas, políticamente, el presidente (López Obrador), ¿me entienden?, le van a hacer un sexenio corto, de tres años”.
Ante la inminencia de que el Dedo Supremo (en forma de “dedencuesta”) se posara sobre la testa de Delgado, es decir, de Ebrard, Muñoz Ledo advertía: “Yo quiero un sexenio largo y quiero que el partido dure muchos años (...) Yo no quiero que Morena desaparezca y para eso tenemos que organizarnos, a ellos no les importa Morena”. En una entrevista periodística posterior, aseguró que “Ebrard, está ansioso, ganoso, desembocado para ser presidente. En todos sus actos lo demuestra. Jugó un juego suyo en Washington. Eso llegó hasta nuestra representación en Washington” (donde la embajadora Martha Bárcena terminó dejando la misión: acotación astillada).
Casi cinco meses después, las profecías de Porfirio se van cumpliendo. Mario Delgado está construyendo o reafirmando las alianzas políticas que sustenten el proyecto presidencial de Ebrard para 2024 y, también desde ahora, MyM, MarMar o DelEbra, están distorsionando y acotando el propio proyecto obradorista 2018-2024.
El Presidente de la República ordenó sin dilación que renunciara el secretario federal de Salud que había ordenado la colocación a un conocido e influyente periodista de una vacuna contra el Covid-19 en situación de privilegio, en una oficina especial, VIP en los hechos (very important person, en inglés). Ah, sucedió en Argentina, y todo se inició con la revelación en tono casual que hizo el periodista, escritor y ex integrantes de la organización guerrillera Montoneros, Horacio Verbitsky, en un programa de radio, El Destape.
Relató que le había hablado el ministro de Salud, Ginés González García, para que fuera a una especie de vacunatorio VIP a recibir la inoculación. A partir de ahí todo se volvió un escándalo mediático. El presidente Alberto Ángel Fernández ordenó que de inmediato renunciara el ministro e incluso a legisladores que incurrieron en faltas parecidas los desmontó de su lista de acompañantes a una gira a México que empieza hoy. Indagaciones periodísticas en curso hablan de más casos de favoritismo operados en el citado vacunatorio VIP.
Y mientras los informes de la Auditoría Superior de la Federación, que en lo general aún podrían ser irregularidades susceptibles de corregir, confrontan el discurso oficial de eficacia y de combate a la corrupción, con el tema del aeropuerto de Texcoco como el más candente, ¡hasta mañana!
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