Hace dos años el presidente Donald Trump presumía su ignorancia cuando una ola de nieve y frío cubría una vasta región de Estados Unidos. Aprovechó la ocasión para preguntar: “¿Dónde demonios está el calentamiento global? En el maravilloso medio oeste, las temperaturas con el efecto del viento están alcanzando el mayor frío jamás registrado. La gente no puede estar fuera ni siquiera unos minutos. ¿Qué demonios está pasando con el calentamiento global? Por favor, vuelve pronto, ¡te necesitamos!” Trump y muchos otros, no entienden que ese azote mundial no sólo aumenta la temperatura, la sequía, los huracanes, sino también trae frío y nieve en abundancia.
Otra inmensa tormenta de nieve y bajas temperaturas causan desde hace dos semanas graves problemas en el vecino país, y una tragedia en Texas, donde 13 millones de habitantes quedaron sin agua, luz y calefacción, pues el frío congeló los sistemas de suministro de gas y electricidad, incluyendo la proveniente del sol y el viento. Los daños son incalculables. Texas es el mayor productor de hidrocarburos de Estados Unidos y para cubrir sus necesidades el gobernador, Greg Abbott, prohibió vender gas fuera del estado varios días. Ello afectó los hogares y las actividades industriales, comerciales y de servicios en el norte de México, donde también las bajas temperaturas han causado severos problemas a miles de familias y a la economía.
Buena parte de lo ocurrido se debe a que de Texas proviene 90 por ciento del gas que usa la Comisión Federal de Electricidad y 70 por ciento del que consume el país. Esto es así porque los últimos cuatro sexenios se abandonaron la exploración y producción, cerrando la posibilidad de ser autosuficientes. Y algo que aún sucede: se quema casi una quinta parte del volumen de gas obtenido por Petróleos Mexicanos (Pemex).
Los efectos de la falta de energía en la población y la economía de 12 entidades han sido ampliamente descritos en los medios de comunicación. En La Jornada se destaca también el abandono que sufrió el sector eléctrico público los últimos sexenios en aras de alentar la inversión privada en dicho rubro. A ello se suma el saqueo del patrimonio de Pemex, como lo muestran las investigaciones en torno a Emilio Lozoya y otros funcionarios.
La tormenta de nieve y las bajas temperaturas en Texas y en los estados del norte de México también cuestionan la forma en que en ambos casos se enfrentó la crisis. En Texas, por ejemplo, discuten el manejo de la infraestructura eléctrica. Cerca de 90 por ciento de ella la controla el Consejo de Confiabilidad Eléctrica de Texas (Ercot, por sus siglas en inglés). Si bien sus responsables aseguran que respondieron a la crisis con las medidas adecuadas, lo que evitó el colapso de la red y un posible apagón prolongado, la realidad muestra algo diferente. Ayer todavía muchas poblaciones no contaban con electricidad, en especial en las áreas más pobres. El gobernador Abbott pidió una investigación sobre Ercot y aprovechó para defender los hidrocarburos y advertir sobre el peligro de depender de las energías solar y el viento cuando aparecen el frío y la nieve.
En México las críticas recaen especialmente sobre los responsables del sector eléctrico, pues sabían de la dependencia que existe del gas texano y los problemas que aquejan a la red de distribución. Igualmente lo que ocurre en la temporada invernal. Por lo visto no se dieron cuenta de esos riesgos, mientras los consorcios privados que generan energía destacaron por su ausencia en momentos tan críticos. Los funcionarios dicen que se evitó “una gran tragedia” y actuaron con prontitud y eficiencia. Ahora alientan recurrir más a la quema de carbón y combustóleo. El primero va de salida en el mundo por los daños que ocasiona a la salud y a la naturaleza. Pero reina en México, como lo denuncian varios especialistas en el reciente número de La Jornada Ecológica (https://bit.ly/3dFRCDv).
Por el frío y la nieve hay también dificultades en Estados Unidos y el norte de México para inmunizar contra el Covid-19. El lunes comenté que aquí se trabaja para obtener una vacuna contra el virus. Patria se llama, pero no existe mayor información oficial sobre algo tan importante. Ahora resulta que son cuatro, según referencia escueta del secretario de Relaciones Exteriores. ¿No son acaso los institutos de investigación que las elaboran los más indicados para informar con el mayor detalle posible sobre las 4P?