Madrid. Barcelona fue por sexta noche consecutiva escenario de protestas en rechazo a la condena a prisión del rapero catalán Pablo Hasél. Jóvenes antifascistas y policías se enfrentaron de nuevo. A las movilizaciones se sumaron ayer los colectivos de Bilbao, que reunieron a unas mil personas en la ciudad vasca para también alzar la voz contra lo que consideran un “ataque a la libertad de expresión” y en la que al final también hubo choques con la policía.
Mientras Hasél cumple su condena de nueve meses en la prisión de Ponent, en la provincia catalana de Lleida –de donde es originario–, la ola de solidaridad a su causa no cesa. El rapero se encuentra todavía en el llamado “módulo de ingresos”.
Su abogada, Alejandra Matamoros, informó que Hasél decidió sumarse al llamado “colectivo de presos políticos antifascistas” y solicitó a las autoridades de la cárcel no compartir celda con ningún recluso, pues considera que los módulos “son minúsculos”, además de que “son unas condiciones muy malas, porque no sabes qué tipo de preso te van a poner al lado ni los hábitos”.
Su abogada agregó que Hasél le había trasladado unas “líneas rojas” que no pensaba cruzar sobre su vida en prisión, entre las que están las tareas colaborativas para la reducción de pena, como servir comidas, hacer labores de limpieza o de ayuda en la infraestructura de la cárcel. Además informó que el rapero se encuentra “fuerte” y “orgulloso” de ver las protestas que ha provocado su detención en Cataluña y en el resto de España.
Precisamente en la sexta jornada de “lucha”, los manifestantes en Barcelona cambiaron la pancarta con la que recorrieron la ciudad y ahora en lugar de llevar la inscripción de “Libertad para Pablo Hasél”, pusieron una nueva que rezaba: “Nos habéis enseñado que ser pacíficos es inútil”.
En esta ocasión se manifestaron unas mil personas –el pasado sábado, que fue la más multitudinaria, fueron 5 mil–, que recorrieron de nuevo el centro de la capital catalana y llegaron a la Jefatura Provisional de la Policía Nacional, en la Vía Laietana, que suele ser una de las paradas habituales de las protestas.
Ahí, después de que unos jóvenes cantaron algunas canciones de Hasél y de su propia autoría, los manifestantes empezaron a lanzar todo tipo de objetos a la policía que protegía el inmueble. Así estuvieron durante una hora hasta que un dispositivo de la policía autonómica catalana los dispersó. En el operativo se registraron al menos cuatro detenciones y un policía herido por el impacto de una valla metálica.
En Bilbao, la manifestación recorrió el centro de la ciudad y a la que acudieron unas mil personas, que salieron de la calle del Teatro Arriaga para llegar a la Plaza Moyua una hora después a través de las calles Buenos Aires, Ibáñez de Bilbao y Gran Vía.
Al igual que en las otras protestas se gritaron consignas contra la detención de Hasél y contra el “Estado fascista español” y la monarquía, además de insultos a la “prensa española”.
En un punto de la marcha también leyeron poemas del español Miguel Hernández, quien es un símbolo del movimiento republicano y libertaria; denunciaron la “farsa” de la “democracia española” y arremetieron contra los partidos más próximos a su ideología, Podemos y Sortu; a los que acusaron de intentar patrimonializar y obtener réditos políticos de la oleada de protestas. Al final de la marcha, un grupo de jóvenes con el rostro cubierto quemaron algunos contenedores y se enfrentaron a la policía y también agredieron a un fotógrafo del periódico vasco Deia.