Mandalay. Al menos dos manifestantes murieron y otros 30 resultaron heridos ayer en la ciudad de Mandalay, en el centro de Myanmar, cuando la policía disparó balas reales para dispersar una protesta que exigía el fin del régimen de la junta militar, lo que marcó la jornada más violenta desde el golpe de Estado del pasado día 1°. Esta escalada se produce un día después de la muerte de la estudiante Mya Thwate Thwate Khaing, herida de bala el 9 de febrero.
En Mandalay la joven fue recordada durante una protesta encabezada por estudiantes de medicina con flores y fotos de su rostro, mientras en Yangón se irguió un monumento improvisado en su honor.
Alrededor de 500 policías y soldados fueron desplegados por la tarde en la segunda ciudad más grande del país, especialmente cerca del muelle de Yadanabon, después de que los trabajadores portuarios se unieran al movimiento civil contra la junta militar, negándose a trabajar hasta que los golpistas reinstalen el gobierno elegido democráticamente, encabezado por la depuesta líder Aung San Suu Kyi.
Los manifestantes congregados iniciaron un cacerolazo y algunos lanzaron objetos hacia los uniformados, quienes abrieron fuego. Una de las víctimas recibió un disparo en la cabeza y murió en el lugar, según la organización Frontier Myanmar, mientras otro recibió un disparo en el pecho y falleció camino al hospital.
En lo que fue una persecución de manifestantes por las calles aledañas al muelle, las fuerzas de seguridad utilizaron cañones de agua, gas lacrimógeno, hondas y balas de goma. Más de una docena de personas fueron arrestadas tras del enfrentamiento, reportaron medios locales.
La junta militar en el poder tras la asonada sigue reprimiendo a los opositores antigolpistas pro democracia. Los manifestantes piden el retorno del gobierno civil, la liberación de los detenidos y la abolición de la Constitución, muy favorable a los militares.
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, condenó ayer la creciente violencia y aseguró que la Unión Europea prepara “decisiones apropiadas” al respecto.
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas, António Guterres, rechazó también “el uso de fuerza letal” en Myanmar.