Este 20 de febrero se cumplen dos años de impunidad respecto al asesinato del defensor del territorio nahua Samir Flores Soberanes. El contexto no podría ser más desafortunado, pues no sólo no hay castigo para los responsables materiales e intelectuales, sino que continúan las pruebas en la termoeléctrica de Huexca y la disputa por el agua del río Cuautla que pertenece a los ejidatarios de Ayala. La termoeléctrica, el acueducto y el gasoducto forman parte del Proyecto Integral Morelos al que se opuso Samir hasta el último suspiro.
Hace dos años el dolor y la indignación se sumaron a la rebeldía de los pueblos de Morelos, Puebla y Tlaxcala afectados por un proyecto dado a conocer por el panista Felipe Calderón, impuesto por el priísta Enrique Peña Nieto, y que pretende ser consumado por el morenista Andrés Manuel López Obrador. El asesinato de Flores Soberanes, la lucha jurídica y la movilización postergaron la decisión presidencial de poner en marcha este megaproyecto por el que han sido reprimidos, encarcelados y asesinados los opositores.
Hoy, la Guardia Nacional resguarda la termoeléctrica y el acueducto. ¿Por qué, si dicen que tienen el consenso del pueblo, no puede operar sin policías militares? La exigencia de que se cancele el proyecto no puede separarse de la que clama justicia para uno de los más claros y queridos oponentes: Samir Flores, quien simultáneamente a la defensa del territorio, colaboró en la reconstrucción del tejido comunitario de los pueblos de Morelos. Saben los responsables que no mataron a cualquiera, como dijo doña Guadalupe hace dos años en el funeral.
“Estamos seguros de que hubo una orden de alguien muy poderoso”, aseguraron este viernes sus compañeros en Cuernavaca, al recordar que el fiscal general del estado, Uriel Carmona Gándara, declaró en marzo de 2019 que ya se tenían ubicados a los autores materiales, pero 23 meses después no hay nadie tras las rejas.
Samir Flores se ha convertido en el nuevo símbolo de las luchas indígenas y campesinas. Su nombre ha trascendido las fronteras, por lo que el segundo aniversario de su asesinato es ya una jornada de reivindicación de la organización de los pueblos.