El paisaje dentro del arte fue un valioso elemento para mostrar la identidad y el orgullo nacionales durante la construcción del Estado-nación mexicano en el siglo XIX, según Alan Rojas Orzechowski, coordinador de Exposiciones y museografía del Museo Kaluz.
El especialista ofreció la plática La ciudad en la colección Kaluz, con la que se inauguró el ciclo de charlas virtuales Sala Kaluz, organizado por ese espacio museístico capitalino, el cual abrió en octubre de 2020.
Para el investigador, la representación de los espacios urbanos en el arte mexicano, en particular las ciudades más importantes, fue símbolo del progreso económico, social y político del país.
Apoyado en imágenes de pinturas pertenecientes al acervo de ese museo especializado en arte nacional, Alan Rojas planteó un viaje a través del tiempo y por las transformaciones que han experimentado diversos lugares de la República Mexicana, a fin de mostrar el papel de los artistas para construir una identidad mexicana.
Destacó de qué manera los creadores decimonónicos comenzaron a representar paisajes tanto naturales como urbanos con el afán de exaltar ciertos elementos identitarios. Entre otras pinturas, mostró una vista de Tlacotalpan en la que el veracruzano Salvador Ferrando exalta la jauja de ese poblado veracruzano debida, dijo, a su cercanía con el puerto de Veracruz y el intercambio comercial con los puertos de La Habana, Cuba, y Nueva Orleans, en Estados Unidos.
También presentó un paisaje de la ciudad de Puebla en el que Adolfo Tenorio entrelaza lo urbano con lo natural, con los volcanes de fondo como elemento identificable de esa urbe. Lo mismo hizo con un cuadro de Cleofas Almanza, con una vista urbana de una ciudad no identificada, al parecer del norte del país, como hace suponer la aridez del paisaje.
De acuerdo con el experto, ese movimiento fue muy importante porque hasta ese momento la pintura del paisaje había estado relegada: “Anteriormente, representar paisajes en la pintura era más bien un complemento, ya sea de una escena historicista o religiosa”.
El periplo –en el cual mostró también pinturas de José María Velasco y Juan O’Gorman– llegó a la capital del país a través de cuadros y litografías de espacios públicos y elementos arquitectónicos ampliamente identificados por los mexicanos, como la Plaza de la Constitución, el Palacio Nacional, la Catedral Metropolitana y la Villa de Guadalupe, mediante obras de Pedro Gualdi y José María Fernández.
Alan Rojas calificó de imprescindible el papel social de esos espacios y monumentos como parte de nuestra identidad mexicana, porque al final siempre se hace énfasis en su representación, así como de los parques, plazas, avenidas y paseos.
“Es importante decir que esto responde al tránsito de una ciudad colonial a una urbe mexicana, algo que se da en el siglo XIX, particularmente en la primera mitad”, refirió.