San Juan de Sabinas, Coah., A 15 años de la explosión en la carbonera Pasta de Conchos, la situación laboral para los mineros no cambió, pues las condiciones de inseguridad y los contratos a modo para favorecer a empresarios del sector se mantienen intactos, advirtió la activista Cristina Auerbach, de la organización Familia Pasta de Conchos, que reúne a deudos de los 65 trabajadores que murieron en febrero de 2006.
Recordó el compromiso del presidente Andrés Manuel López Obrador para concretar el rescate de los 63 restos humanos de los obreros que fueron dejados dentro de la mina. “Hasta ahora todo sigue igual”, lamentó.
“Me da mucho pesar y se siente en las familias. Parece increíble que después de 15 años, ves las denuncias y las minas están igual o peor. Ni siquiera hay ese cambio en la actitud de tomar medidas de no repetición, ni siquiera eso se está cumpliendo”, señaló.
Uno de los compromisos esenciales de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) con las familias de los mineros fue asignar contratos de compraventa del mineral a empresas seguras, constituidas y con documentación en orden ante el IMSS, considerando que los mineros de Pasta de Conchos trabajaban en condiciones inseguras y con sueldos bajos.
“Al final, aunque CFE investigó para definir que se dieran contratos a quienes tuvieran minas seguras, al final quedaron los mismos. Si yo subo una foto de una mina de ayer, a una de hace dos años, ocho o 15, la verdad es que no hay diferencia de cuál corresponde a la 4T, a Peña y a Calderón; son todas iguales”, puntualizó.
“Hay una inercia en la región porque hay un fuerte desprecio a la vida de los mineros. Ahora lo hacen en nombre de la soberanía energética y después del apagón de esta semana, los empresarios del carbón dicen: nosotros podemos surtir más carbón para con eso generar más empleos. Sí, pero generan empleos muy precarios, en condiciones infrahumanas de trabajo”, sostuvo.
Este viernes, en la conmemoración de 15 años de la muerte de los trabajadores, habrá una misa que oficiarán el obispo emérito de Saltillo, Raúl Vera López, y el sacerdote jesuita Pedro Antonio Reyes Linares.