Madrid. De nuevo calles en llamas, gente corriendo en medio del caos, sirenas sonando sin parar y el grito constante: “¡Libertad, Pablo Hasél!”. Fue la tercera noche consecutiva de graves disturbios y enfrentamientos en las principales ciudades de Cataluña, sobre todo en Barcelona, donde unos dos mil militantes de agrupaciones antifascistas prendieron fuego a motos, vehículos estacionados, contenedores, botes de basura y material para construcción para formar barricadas desde las que lanzaban todo tipo de objetos a la policía, que en esta ocasión se desplegó para contener la revuelta pero sin intervenir de forma directa.
Desde el inicio de las protestas ya van más de un centenar de heridos, entre ellos una joven que perdió el ojo por un disparo de bala de goma de la policía catalana y una agente de la policía de Madrid, que se encuentra grave tras recibir un golpe directo en la cabeza con un trozo de adoquín que superaba el medio kilo.
Guerrillas urbanas
Lejos de apaciguarse, las protestas por la detención del rapero Pablo Hasél van a más. Los grupos que dirigen las protestas cada vez están más organizados, funcionando como guerrillas urbanas, que se van coordinando y que tienen un plan diseñado para sembrar el caos. Así ocurrió en la tercera noche consecutiva de disturbios en Barcelona, Sabadell, Valencia y Tarragona.
Lo más grave se vivió en la capital catalana, donde alrededor de dos mil personas se desplegaron en las inmediaciones de la Consejería de Interior –que es la responsable por parte del gobierno catalán de ejecutar los dispositivos de dispersión de las protestas–. Las calles aledañas al inmueble se fueron llenando de jóvenes con el rostro cubierto y que cargaban desde trozos de adoquines, palos de metal, bombas molotov y botellas de vidrio con las que fueron atacando a los agentes desplegados en la zona y, también, incluso contra algunos periodistas que grabaron las escenas y que les cortaron la transmisión con manotazos o golpes directos.
Durante los disturbios se registraron escena de pánico de algunos vecinos que temieron que ardieran sus viviendas por las llamas de hasta cuatro metros de altura que empezaban a expandirse de forma preocupante, de hecho los semáforos quedaron destrozados y gracias a la intervención urgente de los bomberos se evitó el desastre.
“¡Libertad!”
Durante las protestas, también se reclamaba la “libertad para Pablo Hasél” y se gritaba sin césar “Pim, pam, pum, que no quede ninguno”, en alusión a los policías desplegados.
La protesta nació por la detención el pasado martes del rapero catalán, que acumula ya cuatro condenas en su contra por enaltecimiento del terrorismo, injurias a la Corona y a las instituciones del Estado, resistencia a la autoridad, allanamiento de morada y ahora, justo ayer, se añadió una más, en esta ocasión dictada por el tribunal de la Audiencia Provincial de Lleida (Cataluña). La última condena es de dos años y medio de cárcel por los delitos de obstrucción a la justicia, maltrato y amenazas por haber intimidado a un testigo en pleno tribunal y cuando comparecía ante un juez, al que le dijo: “Te voy a matar, hijo de puta. Te cogeré”.
Además de Barcelona, también hubo protestas en Sabadell, Tarragona y Valencia, donde la policía intervino con contundencia y en la que hubo más una docena de heridos. En Madrid fueron puestos en libertad 13 de los 14 detenidos, mientras que uno de ellos fue enviado a prisión provisional.
Se prevén más movilizaciones en los próximos días, sobre todo el domingo, cuando hay convocadas varias marchas de protesta, que –aseguran– “no pararán hasta la liberación” de Hasél.